Bendiciendo a un nuevo abad en nuestro querido monasterio
Published agosto 18, 2016 | Available In English
“El Pontifical Romano” es el libro ritual que contiene la mayor parte de las ceremonias que los obispos le ofrecen a la Iglesia, y después de casi 33 años como obispo, yo he celebrado la mayoría de estos ritos—algunos de ellos varias veces. Sin embargo, este pasado lunes llevé a cabo un rito que nunca había hecho antes. Fue el primero para mí. ¡Bendije a un abad!
Augustine Myslinski fue elegido recientemente como el octavo abad del Monasterio de Our Lady of the Holy Spirit en Conyers, Georgia, y tuve el privilegio de poder abrir “El Pontifical Romano” y darle la bendición abacial a medida que comienza su servicio en esa comunidad monástica.
La comunidad monástica de Conyers es una parte muy importante de nuestra familia arquidiocesana. Los monjes incluso precedieron el establecimiento de esta Iglesia local como una diócesis y representaron la presencia católica en Conyers mucho antes de que tuviéramos una parroquia en esa comunidad e incluso muchos católicos. Su devota presencia ha beneficiado esa zona desde la llegada de esos primeros 21 monjes de Gethsemani Abbey en Kentucky para comenzar allí un nueva fundación en 1944. Por más de 70 años, estos hombres maravillosos han sido una fuente de fuerza y oración y fieles testigos de incontables decenas de miles de personas que han visitado el monasterio. El último de esos 21 monjes fundadores, el Padre Luke Kot, murió en enero de 2014, culminando felizmente la intrépida generosidad de aquellos pioneros trapenses originales.
El Abad Augustine continúa ese legado a medida que asume el cuidado pastoral de los monjes y todos aquellos que vienen al monasterio. Aunque su familia se mudó a Georgia en 1970, el abad, como yo, es también nativo de Chicago, e hizo una orgullosa referencia a esas raíces en su discurso final. ¡Incluso hizo alarde del primer puesto de su querido Chicago Cubs en sus palabras de agradecimiento!
Así que ahora comienza su nuevo ministerio con el sólido apoyo y las oraciones de los monjes de Conyers y de mucha gente de todo la Arquidiócesis de Atlanta y sus alrededores que mantienen a esa comunidad en tan alta estima.
El abad de un monasterio es el párroco y el ordinario local de la comunidad. Su autoridad supera la mía en lo que se refiere a la vida espiritual y temporal dentro de las paredes de ese lugar de trabajo y oración.
La bendición abacial contiene una frase exquisita que pide la gracia de Dios sobre el abad recién elegido: “Dale un corazón lleno de compasión, sabiduría y celo, para que no pueda perder ni a uno solo del rebaño confiado a su cargo.” El Abad Augustine brinda un corazón amoroso a sus nuevas responsabilidades al tiempo que continúa en la larga tradición de fe y santidad que ha marcado la vida del monasterio en Conyers.
Casi 350 personas asistieron para presenciar la bendición del abad número 8 y ofrecerle sus más cálidos saludos y oraciones. Hay algunos rituales dentro de “El Pontifical Romano” que se utilizan solamente de vez en cuando, y la bendición de abades y abadesas es sin duda uno de esos ritos. Estoy feliz de saber que tuve el privilegio de ofrecer esa bendición este pasado lunes. Y me alegra aún más saber que un compañero de Chicago fue a quien tuve el privilegio de bendecir — ¡a pesar de ser un fanático de los Cubs!
Dios te bendiga, Augustine, y bendiga a todos nuestros hermanos monásticos en Conyers.