El Congreso 2016 proporciona alimento para el cuerpo y el alma
By ARCHBISHOP WILTON D. GREGORY, Comentario | Published junio 9, 2016 | Available In English
El otro día, al entrar al estacionamiento de la Cancillería, me di cuenta que varios camiones grandes estaban en la entrada principal. No estaban trayendo paquetes — estaban recogiendo materiales de nuestras oficinas, y quienes estaban cargándolos eran miembros de nuestro propio personal. La preparación para el Congreso Eucarístico significa que muchos de nuestros artículos de oficina son trasladados por dos días al Georgia International Convention Center para ser utilizados durante el evento. Y muchos otros artículos son prestados al Congreso por parroquias e instituciones en toda la Arquidiócesis. Desde vestiduras y sillas hasta cruces y estatuas, el CE utiliza muchos materiales que son prestados por diferentes comunidades para ese propósito. Este evento anual se ha convertido en un acontecimiento tan feliz en la vida de esta Iglesia local que la gente está más que dispuesta a compartir materiales para ayudar a su éxito.
Pero el recurso más importante que hace del Congreso un éxito es la participación de cientos de voluntarios que lo preparan, abastecen y se quedan a limpiar una vez que este ha terminado. Estos silenciosos y generosos siervos hacen que el evento de dos días sea posible y siempre agradable.
De manera especial, agradezco a nuestro personal arquidiocesano de la Cancillería quien dona su tiempo libre y generosamente. Ellos no están “en horas de trabajo” cuando hacen esos sacrificios maravillosos junto con miembros de sus propias familias tanto antes como después del CE. No podría estar más agradecido con ellos, y sé que aquellos que acuden al Congreso están igualmente agradecidos por su amable asistencia.
Una nueva iniciativa estuvo vinculada al CE este año. La gente colaboró con Catholic Relief Services en la preparación de paquetes de comida sostenible para las comunidades en África. Hubo más de 500 personas—muchos de ellos jóvenes—que se ofrecieron para empacar 100.000 kits de alimentos que serán distribuidos a personas que CRS asiste en partes del mundo donde el hambre es una realidad y una amenaza seria. Estos paquetes se prepararon para alimentar a familias de seis personas con comidas nutritivas que bien podrían salvar las vidas de miles de familias hambrientas.
En preparación para el Congreso donde honramos a Cristo en su generosidad y presencia Eucarística, la gente ayudó a abordar el hambre de aquellos cuyas vidas están diariamente en peligro. Sabemos que cada día millones de personas viven con hambre severa, muchos de ellos niños, enfermos y ancianos. Los paquetes de alimentos serán enviados a lugares de CRS, donde la generosidad de la gente de la Arquidiócesis de Atlanta aliviará parte del hambre en lugares que la mayoría de nosotros ni siquiera ha escuchado, mucho menos visitado.
La Eucaristía es el alimento del corazón y el alma que Cristo nos da para evitar morir de hambre espiritual. Nosotros los que cenamos con y ante el Señor estamos entonces llamados a ayudar a satisfacer el hambre que amenaza la vida de los demás. Lo que hicieron esas personas maravillosas en preparación y como parte del CE fue cumplir con una de las obras corporales de misericordia: dar de comer al hambriento. Sospecho que este proyecto de CRS bien podría convertirse en una parte regular del CE con incluso una mayor participación de voluntarios el próximo año.
La Arquidiócesis de Atlanta es ampliamente conocida y respetada a lo largo de nuestra nación por nuestro Congreso Eucarístico y por el espíritu alegre y devoto que este genera. Tal vez ahora la gente que quizá nunca ha escuchado de Atlanta, que podría no estar muy familiarizada con la Iglesia Católica y que incluso no sospecha que personas en nuestro país se preocupan por ellos y sus familias, tendrán una comida que les salvará la vida. Debido a nuestro amor por el Señor que nos nutre, quienes cenan aquí con Cristo en el sacrificio Eucarístico, harán que Él esté presente en lugares lejanos.