Inspiración fresca en las narrativas de Semana Santa
By ARCHBISHOP WILTON D. GREGORY, Comentario | Published abril 1, 2016 | Available In English
La mayoría de nosotros pudiéramos tener varios recuerdos personales memorables de Semanas Santas pasadas. Puede que sean de nuestra propia tradición familiar cuando visitábamos varias iglesias locales el Jueves Santo al atardecer para orar en sus santuarios eucarísticos, de las canastas especiales de comida que se preparaban repletas con muchas de las delicias a las que renunciamos durante la Cuaresma para ser bendecidas el Sábado Santo por la mañana, o tal vez de cuando servíamos como monaguillos en algunas de las liturgias complejas que sólo se llevaban a cabo durante esa semana del año eclesiástico.
Desde que me convertí en el Arzobispo de Atlanta, una de mis actividades favoritas de la Semana Santa comienza con el Domingo de Ramos o “procesión del burro”. Cada año, nuestra Catedral alquila uno o dos burros para liderar la procesión del Domingo de Ramos alrededor de la Catedral antes de comenzar la Misa. La absoluta felicidad de los más pequeños al ver a un burro de verdad, es un recuerdo que me llena de mucho gozo. Ellos vienen a acariciar al burro, tal vez incluso para preguntarle a sus padres si se lo pueden llevar casa, y luego siguen la procesión haciendo comentarios que no son precisamente religiosos, pero que son siempre inolvidables. Este año una pequeña niña en una de las estaciones susurró lo suficientemente alto como para ser escuchada por casi todo el mundo “¿Va el Arzobispo a montarse en el burro? Afortunadamente para el burro, ¡esa no es parte de la tradición de la procesión! Ese animalito ofrece una visible y en ocasiones audible— imagen de la historia del Evangelio sobre la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén. El burro ayuda a que las escrituras cobren vida.
Durante la misa del Domingo de Ramos, en el Evangelio, otros jóvenes recrean la narrativa de la Pasión en la iglesia. Sus padres y abuelos escuchan las palabras de las Escrituras, viendo a sus jovencitos interpretar dramáticamente este apreciado episodio de nuestra salvación. El pueblo de Oberammergau en Alemania tiene una tradición de casi 400 años de producir una interpretación elaborada de la Pasión del Señor cada 10 años. La recreación es una excelente interpretación del misterio de la ofrenda del Señor de Sí mismo. Encontramos estas interpretaciones dramáticas de los temas religiosos de la Semana Santa inspiradoras y fascinantes porque hacen que las escrituras cobren vida para nosotros.
La liturgia de la Iglesia siempre está destinada a proporcionar muchas otras oportunidades como esa durante la Semana Santa para hacer que las escrituras cobren vida— con el lavatorio de pies el Jueves Santo y otros momentos como esos en que las acciones ofrecen un visible encuentro con la palabra bíblica. Durante los últimos 36 años, ha habido una ceremonia ecuménica que reúne a católicos y cristianos de otras denominaciones para caminar juntos por las calles de Atlanta como una Vía Dolorosa— representando el viacrucis que los peregrinos han seguido en Jerusalén por siglos. Esta tradición moderna nos ayuda a recordar que Cristo todavía sufre, especialmente entre los pobres de esta bendecida ciudad que llamamos nuestro hogar. Cristo vive bajo los viaductos y en las calles de nuestra ciudad. Cristo esta hambriento, desamparado, con sed y frío, en las mismas avenidas y bulevares que todos transitamos a diario. Aun cuando Cristo no viste el atuendo habitual de su época, usualmente se le ve mal vestido, sin afeitar y despeinado. Pero afortunadamente tenemos muchas personas que generosamente interpretan el papel de Simón de Cirene y ayudan a Cristo a llevar su cruz. Lo hacen como miembros de St. Vincent de Paul, trabajadores y voluntarios de Caridades Católicas, organizadores de despensas de alimentos parroquiales, colaboradores del ministerio de St. Francis Table o de la agencia de Atlanta Food Bank y en las muchas otras maneras en las que encuentran y se preocupan por el Cristo que camina a diario por nuestras calles en la pobreza. Aun cuando estas actividades no obtienen mucha atención, ellas recrean la historia de Cristo sufriendo su pasión diariamente en Atlanta, encontrándose ojalá con algunos de nosotros que entramos en el drama y lo consolamos—incluso cuando no es Semana Santa.
Feliz Pascua, queridos hermanos y hermanas.