Absolución por el pecado del aborto
By Archbishop Wilton D. Gregory, Comentario | Published febrero 5, 2016 | Available In English
Hace unas semanas, uno de nuestros sacerdotes me pidió que dedicara una de mis columnas a la concesión del Santo Padre a todos los sacerdotes durante este año del Jubileo de la Misericordia, otorgándoles la autorización para absolver a quienes humildemente confiesan el pecado de haber obtenido o participado en la práctica de un aborto.
Al parecer este sacerdote se había topado recientemente con algunas personas que pudieron haberse confundido cuando escucharon sobre la concesión del Papa. Ellos pensaban que ya habían confesado previamente este pecado y ahora se preguntaban si su previa penitencia y absolución no eran válidas o si eran de alguna manera insuficientes.
De hecho el Arzobispo Thomas Donnellan durante su ministerio (1968 a 1987), otorgó a cada sacerdote en la Arquidiócesis de Atlanta el permiso y la autoridad para reconciliar a cualquier persona en confesión que buscara el perdón de este pecado. Desde ese momento en adelante y posteriormente revalidado por cada arzobispo de Atlanta, nuestros sacerdotes han recibido a penitentes que buscan la misericordia del Señor por esta situación personalmente desgarradora con una expresión compasiva de misericordia y perdón.
La absolución concedida en todas esas confesiones ha sido y sigue siendo completamente válida y espero que haya consolado y sanado a cada persona que ha obtenido el perdón del Señor en el Sacramento de la Reconciliación.
La acción del Papa Francisco no es sino otra expresión del deseo de la Iglesia de reconfortar y sanar a aquellos cuyas vidas han sido tocadas por este conmovedor momento. Sabemos que incluso después de una eficaz celebración del Sacramento de la Reconciliación, la Iglesia debe continuar consolando y fortaleciendo a aquellos que humildemente se han enfrentado a la problemática del aborto.
Una serie de programas de apoyo después del aborto pretenden tranquilizar a quienes se han enfrentado a este problema. Probablemente el más conocido de estos recursos es el Proyecto Rachel. Este servicio compasivo se hace confidencialmente con el más alto grado de discreción para aquellos que buscan esta ayuda. Puede aprender más sobre el Proyecto Rachel en la página de Internet de la Arquidiócesis (www.archatl.com/ministries-services/respect-life-ministry/healing-after-abortion/) o contactando a un miembro del clero o del personal parroquial.
Durante este Año de la Misericordia, la Iglesia debe redoblar sus esfuerzos para traer sanación y compasión a aquellos que silenciosamente pueden sufrir esta triste situación en sus vidas.
El Papa Francisco quiere que todos en la Iglesia busquen y encuentren al Padre misericordioso a medida que traen sus corazones y esperanzas a este encuentro sacramental. Él nos ha instado, a todos los que somos confesores, a hacer uso frecuente del sacramento y a recordar nuestros propios pecados y nuestra necesidad de la misericordia que Dios mismo quiere concederle a cada pecador cada vez que recibimos a nuestras hermanas y hermanos en el Sacramento de la Reconciliación. El sacramento debe ser una oportunidad para la compasión y no para el temor.
Hace un par de años, el Papa Francisco exhortó a un grupo de sacerdotes romanos en el día de su ordenación a seguir este consejo sabio y gracioso: “¡Nunca se cansen de ser misericordiosos! ¡Por favor! ¡Ustedes tienen la capacidad de perdonar como lo hizo el Señor, quien no vino a condenar sino a perdonar! Tengan mucha piedad. … Y si llegaran a preocuparse por ‘perdonar’ demasiado, piensen en aquel santo sacerdote… que se presentó frente al tabernáculo y dijo, ‘Señor, perdóname si he perdonado demasiado. ¡Pero tú me has dado el peor ejemplo!'”