Dios está buscando corazones de buena voluntad
By BISHOP LUIS RAFAEL ZARAMA, Commentary | Published diciembre 23, 2014 | Available In English
Los ángeles cantaban anunciando el nacimiento del niño Dios: “Gloria a Dios en el cielo, y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad.”
Hoy en día estamos bombardeados por comerciales, que nos invitan a prepararnos para la celebración de los días “festivos”, tocando nuestra voluntad a través de anuncios en donde para poder celebrar hay que gastar, y esto parece ser lo que nos da placer.
El poder de la sociedad doblega con mucha facilidad nuestra voluntad, y con frecuencia nos vemos haciendo peregrinaciones a los centros comerciales, o navegando en el internet, buscando comprar aquello que pensamos nos dará alegría. Las ciudades hacen despliegue de luces y los centros comerciales se adornan deseando atraer clientes. Todo está listo… y la voluntad dispuesta a celebrar “algo” que no se puede ni pronunciar siquiera, pues es, o puede sonar ofensivo. La voluntad se doblega frente a la invitación del mundo y se enfría frente a quien, y por quien celebramos.
¡Qué contradicción tan grande! Hoy en día todo tan bonito, tan iluminado, tan adornado, pero no hay espacio para quién y por quien se celebra, Jesús niño, su nacimiento. En cambio, cuando Jesús nació fue todo lo contrario, un establo obscuro y frío.
Pero todo aquello se transformó, bastaron unos cuantos trapos que Maria y José usaron para arreglar el lugar y, revistiéndole de mucho amor, esa cueva se convirtió en templo donde el Dios niño nació y allí los ángeles cantaban e invitaban a todos aquellos hombres de buena voluntad a recibir ese regalo de Paz y Amor: a Jesús niño.
El mundo tiene un vacío de Paz y Amor; un vacío de ese Niño que llora, buscando un corazón, para que con unos cuantos trapos y mucho amor como lo hicieron María y José, se convierta en esa cuna, donde pueda yacer y reposar; transformándose y convirtiéndose en parte de ese coro de ángeles, para poder cantar con alegría que la gloria del cielo ha nacido, buscando a los corazones de buena voluntad que estén dispuestos a dejarse engalanar, adornar e iluminar con ese regalo de Paz y Amor.
Sólo siguiendo el ejemplo de los pastores – que atentos a los ángeles fueron en búsqueda del niño Jesús, lo encontraron, se postraron y le rindieron homenaje – es que podremos celebrar la Navidad, con una voluntad que se rinde ante quien es Dios hecho hombre. También, postrados y con alegría, rindiéndole homenaje celebremos la Navidad con nuestras familias, parroquias y ciudades para que se iluminen, se alegren y adornen con los regalos de Paz y Amor.
“Deseando te buscaré, buscándote te desearé, amándote te hallaré, y hallándote te amaré”
¡Feliz Navidad y que Jesús niño los colme de bendiciones en el nuevo año!