El Espíritu Santo le da valor a aquellos que creen
Published junio 12, 2014 | Available In English
Cosas extrañas suceden frecuentemente a aquellos que temen. Podrían escuchar sonidos con los que no están familiarizados o imaginarse cosas que los atemorizan. Por lo general, aprendemos a superar nuestros miedos a medida que envejecemos, pero algunos de éstos logran seguirnos hasta la madurez.
La Solemnidad de Pentecostés es la conmemoración del triunfo de la Iglesia sobre sus temores a través del poder del Espíritu Santo. Los primeros discípulos estaban reunidos en una habitación cerrada llenos de temores sobre su futuro, ahora que el Señor les había confiado Su Iglesia. Llega entonces el Espíritu Santo para darles el valor y la guía necesarios para salir de la habitación cerrada y asumir la tarea.
Pentecostés es el comienzo de la antigua idea de enfrentar nuestro futuro con valentía—sin importar cualquier temor que podamos tener.
Las Hermanas Dominicanas de Hawthorne llegaron a Atlanta en 1939 con el sueño de abrir un hogar para aquellos enfrentando cáncer terminal. Estas monjas maravillosas que planeaban ayudar a estas personas a enfrentar su futuro con comodidad, cuidado y amor, no preguntaron si sus beneficiarios eran católicos—y no había muchos católicos viviendo en Atlanta en 1939—simplemente abrieron sus corazones y su nuevo hogar a la gente que necesitaba consuelo y fortaleza durante los últimos días de su viaje terrenal.
Sospecho que esas hermanas pioneras podrían haber estado algo dudosas al emprender esa nueva aventura, pero estaban llenas del Espíritu Santo y fueron capaces de superar sus temores.
Cada vez que he visitado el hogar para el cáncer, he estado inspirado por la gentileza del personal y de las hermanas que consuelan a los residentes que están enfrentando sus propios futuros con cáncer. La eficacia del cuidado que se ofrece a todos en Our Lady of Perpetual Help Cancer Home se ha ganado los corazones y el respeto de gente de Atlanta de todos los credos y de aquellos que no profesan ninguna fe en particular.
El aprecio que siente el público por el legado de las Dominicanas de Hawthorne ha crecido a través de estos 75 años. El sábado pasado, celebramos ese legado con una misa y una recepción en St. Peter Chanel Church. Aproximadamente 20 de las Hermanas Dominicanas de Hawthorne vinieron a Atlanta para festejar este maravilloso aniversario. A ellas se unieron un gran número de colaboradores, benefactores y miembros del personal parroquial, para alabar juntos a Dios por estos 75 años de servicio y cuidado por aquellos cuyas vidas son apreciadas incluso durante sus últimos días en la tierra.
El Domingo de Pentecostés, el Papa Francisco invitó a los presidentes Shimon Peres y Mahmoud Abbas (los presidentes de Israel y Palestina, respectivamente) a orar por un futuro bendecido con la paz. Francisco no es ingenuo y es consciente de que otros con grandes mentes y corazones valientes antes que él, han enfrentado este asunto que continúa trayendo violencia a esta parte de nuestro mundo.
Sin embargo, Pentecostés es el día en que el Espíritu Santo hizo milagros; y esta vez él invitó a ese mismo Espíritu a comenzar un nuevo milagro en nuestro propio tiempo—igual, o quizás mayor que el don de lenguas y el de la valentía que marcaron el primer Pentecostés. Estos participantes estaban probablemente asustados con la gran tarea que tenían frente a ellos, pero también lo estuvieron en ese entonces los primeros discípulos, cuando abrieron las puertas de la habitación y entraron en la plaza pública para anunciar a Cristo crucificado y resucitado de entre los muertos.
Que los israelíes y los palestinos se atrevan a abrir las puertas cerradas a un futuro que tal vez podría—sólo podría—contener la paz como recompensa para aquellos que superan sus miedos y se aventuran hacia adelante. Esa fue la oración hecha por el Papa Francisco y debería ser también la nuestra.