Lo Que He Visto Y He Oido (September 15, 2011)
By ARCHBISHOP WILTON D. GREGORY, Commentario | Published septiembre 15, 2011 | Available In English
Padres de hijos de edad universitaria a través del norte de Georgia y en otros lugares han participado en un ritual único de esta temporada. Ellos están llevando a sus hijos de regreso a la escuela.
Ya sea la primera vez que llevan a su estudiante a la universidad o si ya lo han hecho varias veces, es un proceso conmovedor. Los padres traen a sus hijos a la universidad en donde esperan que estén seguros, contentos, sean exitosos y en donde continuarán el proceso de crecer. Ponen a sus jóvenes en las manos de profesores, administradores, directores de dormitorios, y para padres Católicos, de ministros para la universidad quienes buscan ayudar a los jóvenes a crecer en su fe.
Tenemos suerte aquí en la Arquidiócesis de Atlanta de tener un buen grupo de ministros para la universidad, sacerdotes, diáconos y laicos quienes se dedican a la formación de nuestros estudiantes universitarios. He pasado a saludar a las comunidades universitarias quienes comienzan el año escolar. Hacer una visita pastoral a las universidades que puedo es una tradición que trato de seguir cada año.
Quiero que sepan los jóvenes que ellos y sus futuros están siempre cerca de mi corazón y presentes en mis oraciones. ¡Estas visitas normalmente incluyen celebración de la misa, una oportunidad de platicar de manera informal, y por su puesto: COMIDA, ya que involucra a estudiantes universitarios!
Siempre me conmueve la generosidad de aquellos quienes proveen la comida para los estudiantes universitarios, normalmente cada semana. Estas personas tal vez son feligreses de la comunidad local, voluntarios del ministerio universitario o simplemente ayudantes generosos quienes tienen compasión por el ministerio universitario y por los estudiantes. Preparan platillos, asan suficientes hot dogs y hamburguesas para alimentar al quinto ejército, o hacen cantidades de pasta para que los jóvenes tengan la oportunidad de compartir una comida como parte de su experiencia universitaria y pastoral. Aprecian su bondad no solo los jóvenes pero también el Arzobispo. Estas ocasiones son una extensión de casa para los estudiantes y las comidas les dejan saber que la Iglesia busca cuidarlos y alimentarlos.
Este gesto bondadoso también es una fuente de inspiración para nuestros estudiantes universitarios desde que se dan cuenta que estas personas lo hacen como expresión de su fe Católica y por preocupación por ellos. El ejemplo de los voluntarios, tal como la comida, alimenta a los estudiantes. Se dan cuenta que ayudar y servir a los demás es una reacción directa a la Eucaristía que nos alimenta y nos sustenta.
Todavía tengo varias visitas por hacer en las semanas entrantes, pero quería tomar esta oportunidad para darles las gracias a todos quienes proveen este servicio maravilloso a nuestros jóvenes. Muchos estarían avergonzados de ser reconocidos públicamente por sus esfuerzos, entonces trato de pasar a las cocinas y a los comedores para darles las gracias en persona. Sé que los ministros para la universidad desearían que destacara sus contribuciones a las vidas de nuestros estudiantes. Cuando nuestros jóvenes se van de casa a la universidad, se llevan con ellos las oraciones e ilusiones de sus padres y sus familias, pero también deben estar conscientes de las oraciones y el apoyo de sus parroquias y de la Arquidiócesis. No se me ocurre un ejemplo mejor de esa preocupación que el servicio generoso que proveen los voluntarios del ministerio universitario. ¡Espero que esa lección de generosidad y fe se quede con los estudiantes, quienes con tiempo, tal vez continuarán la tradición para los estudiantes del futuro!