Lo Que He Visto Y He Oído (10 Junio 2010)
Published junio 10, 2010 | Available In English
Como ocurre típicamente con las actividades parroquiales, mucha gente por lo general trabaja silenciosamente entre bastidores para que las celebraciones especiales se realicen sin inconvenientes. A menudo estas personas prefieren no ser el centro de atención; les gusta dedicarse a hacer su trabajo sin mucha fanfarria. Y cuando se prepara la lista de los contribuidores, a veces insisten para que no se incluyan sus nombres.
No obstante, nuestros congresos eucarísticos son mucho más que simples eventos parroquiales, y dependen de la ayuda de muchos de cientos de voluntarios, donadores, y ayudantes. Por lo tanto, me gustaría colocar a estas personas maravillosas en el centro de atención de esta columna. ¡Estuvieron magníficos! Deambulaba por los pasillos del Georgia International Convention Center y veía a muchísimas personas que calladamente ayudaban para que este congreso marchara sin problemas. Y el éxito que lograron fue mucho más grande de lo que pudieran imaginarse. Les doy las gracias en mi nombre y en nombre de todos los que asistieron al Congreso Eucarístico de este año.
Mi mismo personal se ha vuelto experto en lograr que este evento se realice sin inconvenientes y todos estuvieron simplemente maravillosos. Muchos trajeron a sus esposas o esposos y a sus hijos al congreso, y fue muy lindo ver a tantos familiares de empleados de la oficina diocesana. Una vez más, quiero darles las gracias por hacer que este evento, que toda la Arquidiócesis lo vive como si fuera una sola parroquia, haya sido un éxito.
Mis amigos obispos estuvieron nuevamente muy impresionados con el Congreso y con la vitalidad de la fe de nuestro pueblo. Al igual que en otros años, nos pidieron nuestros cuadernillos de planeamiento y toda documentación por escrito sobre cómo celebrar este congreso todos los años con tanto entusiasmo. Con placer le pedí a mi gente que este año enviase esa información a Boston y a Vancouver, pero creo que los que ellos querían llevarse (y sin duda no podían) era la alegría, la fe, el entusiasmo, y el espíritu religioso de la gente de la Arquidiócesis de Atlanta que planifica, contrata, se ofrece de voluntario, y asiste al congreso. ¡Gracias a todos ellos!
Además de los oradores que vinieron desde otros lugares, nuestra propia gente también tuvo una función importante en el congreso de este año. El Padre Jack Durkin y el Obsipo Luis Zarama ayudaron a lanzar los dos días con actividades animadas y fervorosas de apertura. Nuestro Diácono Dennis Dorner hizo una presentación espléndida y mostró otra dimensión maravillosa de su devoto servicio a esta Iglesia regional. Hubo un número record de sacerdotes que vinieron a celebrar el Sacramento de la Reconciliación y a concelebrar la misa de cierre. En un momento dado nos quedamos sin lugares designados para que los confesores pudiesen recibir a los penitentes que deseaban el sacramento. Los bondadosos sacerdotes sumaron un par de horas a su ocupada agenda del sábado para pasar por el Congreso, saludar a algunos de sus feligreses, escuchar confesiones, y apoyar el espíritu de alegría que era tan evidente y enriquecedor.
El domingo por la mañana celebré el Sacramento de la Confirmación en la Parroquia St. Anthony en la zona oeste de la ciudad. Varias personas se acercaron y me dijeron que habían estado en el Congreso y que les encantó conocer a mucha gente de la Arquidiócesis de Atlanta, especialmente conocer gente de otras culturas y tradiciones étnicas que nos entregan su matiz internacional y entusiasmo religioso. Por lo tanto, vuelvo a darles las gracias a todos los que colaboran para que este evento sea una realidad y que esté siempre lleno de alegría.