Lo Que He Visto Y He Oído (13 Mayo 2013)
Published mayo 13, 2010 | Available In English
La semana pasada hubo un importante encuentro nacional en la Universidad Notre Dame que reunió a un grupo de católicos que representaban la gran diversidad de culturas, grupos étnicos, razas y regiones de la Iglesia Católica en los Estados Unidos de América. El encuentro fue organizado por la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos, y participaron cerca de una docena de obispos, yo entre ellos. El nuncio papal, Arzobispo Pietro Sambi, también asistió como una clara manifestación del estímulo y del interés de la Santa Sede en este tema. El rostro mismo de Cristo se veía representado en este encuentro; ¡qué glorioso y bello es su rostro!
La Arquidiócesis de Atlanta estuvo bien representada en este grupo ya que asistieron empleados de varios ministerios étnicos, algunos sacerdotes, y hasta uno de nuestros seminaristas, Desmond Drummer. Atlanta ha logrado un éxito significativo en su respuesta ante el desafío a ser una Iglesia multicultural. Sin embargo, bien sabemos que todavía nos queda más por aprender de las otras diócesis y comunidades.
La conferencia se enfocó en la creciente necesidad de todas las iglesias locales de contemplar la manera en que deben servir a la asamblea diversa de personas que forma la Iglesia Católica en nuestro país. Los católicos somos llamados a responder con amor y con corazones acogedores a todos los que constituyen nuestra Iglesia, desde los nietos y bisnietos católicos de inmigrantes de los últimos dos siglos hasta los que son oriundos de esta tierra y los inmigrantes más recientes.
Los dirigentes pastorales fueron invitados a escuchar las aspiraciones, los temores, y la herencia de cada grupo. Fue revelador descubrir que todas las comunidades comparten muchos de nuestros problemas: el desafío de mantener a los jóvenes dentro de los brazos de la Iglesia; la necesidad de una eficiente catequesis, evangelización, y re-evangelización de personas que pueden estar perdidas o que quizás nunca tuvieron un sentido claro de su identidad católica; la necesidad de comunidades parroquiales para equilibrar la presencia de comunidades multiétnicas y multilingües. Creo que descubrimos que hay muchas cosas que compartimos y muchas cosas que nos distinguen.
Somos una arquidiócesis que está pasando por un rápido crecimiento y desarrollo, y a veces nos sentimos confusos sobre la forma mejor de atender las necesidades pastorales de nuestro pueblo; muchos de ellos llegan al norte de Georgia desde otros lugares. Tenemos la fortuna de que la mayoría de nuestras parroquias tienen una composición multicultural. Para nosotros es común mirar alrededor de nuestra iglesia los domingos y ver los rostros del mundo en oración. Ésta es una gracia inconmensurable.
Pero no se nos llama simplemente a reconocer o tolerar la presencia de personas diversas en nuestras parroquias: tenemos que esforzarnos por crear una sola familia de fe católica con estas personas. Ahora se les pide a las oficinas de ministerios étnicos, que comenzaron una generación atrás, que colaboren más entre ellas sin descuidar las necesidades particulares de los constituyentes a los que buscan servir, pero posibilitando que toda la Iglesia recuerde que nuestra identidad católica común es la fuente de nuestra unidad máxima en Cristo.
Yo presumo que, como diócesis, continuaremos teniendo parroquias cada vez más diversas ya que nuestro pueblo continúa representando la estratificación sociológica de la población en general. También seguiremos teniendo parroquias que se establecen para satisfacer las necesidades culturales y lingüísticas de una comunidad en particular. El arribo y la presencia de nuevos inmigrantes exigirá que les proporcionemos un lugar donde se puedan adaptar a este nuevo hogar hasta que hayan adquirido las habilidades y la experiencia para hacer la transición a la comunidad más general. Estos dos tipos de comunidades seguirán existiendo simultáneamente en el futuro inmediato.
Esta conferencia sobre diversidad presentó a la Iglesia de los Estados Unidos el desafío de desarrollar un diálogo en curso entre estas diferentes comunidades y agencias; así podrán compartir el sueño de que la Iglesia en su totalidad abarque siempre a cada comunidad con sus características y esplendor propios. En la conferencia se habló de que era posible un nuevo momento de Pentecostés en los Estados Unidos. Sin duda Atlanta tiene todos los componentes necesarios para recibir y estimular esta bendición y este acontecimiento espiritual.