Lo Que He Visto Y He Oído de 01/07/2010
Published enero 7, 2010 | Available In English
“Fallecimientos destacados del 2009” es la categoría general que casi todos los medios de comunicación usan para catalogar retrospectivamente la muerte de gente famosa e importante durante el año anterior. Generalmente cuando miro los nombres que se encuentran en esta clase de listas cada vez más me doy cuenta de que la gente que se incluye en estas listas no son las personas que yo consideraría famosas o conocidas—con ciertas excepciones importantes, por supuesto. También estoy seguro de que la gente que yo personalmente recuerdo que falleció el año pasado no llegaría a estar en el registro publicado de los ricos, poderosos, o famosos, pero son personas que yo y muchos otros aprecian.
Recuerdo al Padre Jim Miceli que terminó su viaje de fe recientemente y es recordado con cariño por la gente de la Parroquia St Mary en Rome y por sus hermanos sacerdotes que continúan sufriendo por su partida. También están todos los fieles fallecidos el año pasado que trajeron tanta vida y alegría a las comunidades de fe de nuestra Arquidiócesis. Quizás haya un maestro o un abogado que tuvo un papel decisivo en sus vidas, cuyo fallecimiento no llegó a las listas de las muertes notables de los medios pero que ustedes y sus familias todavía lloran por su pérdida. Y agregamos a la lista personal un familiar, vecino, amigo de la infancia, o compañero de trabajo, que no habrá sido rico, famoso o poderoso pero que su bondad y cariño tuvo un gran impacto en nuestra vida. El año 2009 presenció la muerte de innumerables personas que enriquecieron nuestras vidas y que, sin embargo, su muerte no se considera importante como para una nota en los medios.
Luego están las listas publicadas con los acontecimientos buenos y, en contraste, el inventario de los acontecimientos horribles que ocurrieron durante el pasado año. Veo que aquí tampoco coincido con la mayoría de lo que aparece en esas listas. Por lo general muchos de los acontecimientos afortunados ocurridos, según las noticias de los medios, no son cuestiones que yo considere tan afortunadas y, sin duda alguna, a muchos de estos acontecimientos yo los movería a la categoría de ‘desastrosos’.
Indudablemente yo no estoy de acuerdo con las opiniones del personal editorial que propone y publica estas listas. Y por ello estoy muy agradecido ya que me recuerda la amonestación frecuente del Apóstol San Juan que los que creemos en Cristo se encontrarán a menudo en desacuerdo con el mundo en que vivimos. Ellos son del mundo; por eso hablan según el mundo y el mundo los escucha. (1era Juan 4,5).
La época de Navidad y Epifanía es una época en que la Iglesia escucha una y otra vez los escritos de San Juan Evangelista porque sus enseñanzas son bastante moderadas, convincentes y atractivas—y también diría oportunas—en vista de los problemas que aún afrontamos en el mundo de hoy. Nuestra fe católica a menudo nos enfrenta a los patrones imperantes de nuestra época tal como lo ha hecho desde el comienzo mismo de la Iglesia. Por eso no se aflijan ni se desilusionen si no están de acuerdo con muchas de las opiniones que parecen ser ampliamente aceptadas y promovidas. Así ha ocurrido desde el tiempo del Apóstol San Juan, y supongo que así continuará hasta que el Señor venga a reclamar a los que le pertenecen. ¡Le deseo a todo el pueblo de Dios en el norte de Georgia un Año Nuevo muy feliz y colmado de gracias!