Lo Que He Visto Y He Oído (10 Deciembre 2009)
Published diciembre 10, 2009 | Available In English
Esa misma semana, cuando entraba con mi auto en la escuela católica Our Lady of Victory para oficiar la misa del Día del Abuelo, el jovencito que ayudaba a los niños de la escuela a cruzar la calle me gritó: ¡Bienvenido, Sr. Arzobispo! La gente me da muchos títulos, en especial los niños; siempre los recibo bien y ninguno es intencionalmente irrespetuoso.
En Atlanta hay mucha gente que no es católica y a menudo siente confusión con las formalidades de los títulos clericales. Una jovencita simpática que trabaja en la ventanilla del banco atendiendo a los clientes en los coches también me llama Sr. Arzobispo. Yo sólo río entre dientes pues darle una larga explicación sobre los títulos clericales católicos romanos seguramente sólo serviría para enfadar a las personas que están en los vehículos de atrás esperando su turno para ser atendidos.
El Santo Padre ha convocado un Año Sacerdotal; un tiempo magnífico para rezar frecuentemente por nuestros sacerdotes. En el sitio Internet de nuestra arquidiócesis hay un calendario que nombra alfabéticamente a todos los sacerdotes de la arquidiócesis en un día diferente del mes para que recemos por cada uno de ellos en ese día en particular. Aparecemos simplemente como Padre…, sin ningún otro título adicional formal u honorífico. Creo que la página es magnífica porque les recuerda tanto a ustedes como a mí que cada uno de los que estamos en esa lista de servicio clerical de la Iglesia regional es antes que nada ‘sacerdote’.
Por lo tanto, el Padre John Donoghue y el Padre Wilton Gregory esperan su turno en el calendario de oraciones junto con los otros sacerdotes que quizás también tengan título en la terminología eclesiástica. Todos comenzamos a servir a la Iglesia como sacerdotes y, en realidad, éste es el título que más apreciamos: el que nos vincula a la Iglesia como miembros del Sacerdocio de Cristo. Los títulos que podemos recibir con el tiempo afectan la forma en que servimos a la Iglesia pero no rebajan ni cambian la relación principal que gozamos con el Señor y con su Iglesia.
Quizás el profeta Isaías sea la fuente más importante de títulos para nuestro Señor Jesús: “Maravilla de Consejero, Dios Fuerte, Siempre Padre, Príncipe de Paz” (Isaías 9, 6). Antes de que Cristo Jesús naciera, Isaías le había dado muchos títulos que revelaban su misión y destino. Cada título resalta alguna dimensión de su servicio mesiánico.
La mayoría de esos títulos los escuchamos a menudo durante la época de Adviento al prepararnos para la venida del Mesías. Los títulos son importantes; nos permiten conocer mucho sobre una persona. Me alegro que el jovencito de la escuela Notre Dame Academy me hiciera recordar el preciado título que recibí hace 36 años, y que todavía me revive y me llama a cuidar del pueblo de Dios en calidad de Padre. En otro texto frecuente durante el Adviento, Isaías también profetizó que un niño pequeño los conducirá (Isaías 11, 6)… ¡tal como lo hizo conmigo el jovencito de Notre Dame Academy unas semanas atrás!