Lo Que He Visto Y He Oído (26 Febrero 2009)
Published febrero 26, 2009 | Available In English
Tanto en la diócesis de Belleville como ahora en la Arquidiócesis de Atlanta, he sido afortunado de tener la sabiduría y el testimonio de fe que me ofrecen los miembros del consejo con su entendimiento y estímulo para tratar cuestiones de la iglesia dentro de la comunidad local.
Nuestro Consejo Pastoral Arquidiocesano ha estado funcionando por más de dos años. Durante ese período hemos tratado cuestiones muy diversas tal como la matrícula de las escuelas católicas, la equidad entre los programas de Boys y Girls Scouts de la arquidiócesis, la disponibilidad para ofrecer periodos de reconciliación en nuestras parroquias, la complejidad de atender a las necesidades pastorales de nuestra comunidad multicultural y multirracial que crece rápidamente, los problemas que enfrentan los católicos inmigrantes dentro de un ambiente a veces muy hostil, el costo y las ventajas espirituales de nuestro Congreso Eucarístico Anual, y muchos temas más. El sábado pasado tuvimos una charla extensa acerca del esfuerzo nacional de informarles a nuestros funcionarios electos de Washington sobre nuestra fuerte oposición a cualquier legislación futura sobre la libertad de elección (Freedom of Choice Act, FOCA por sus siglas en inglés).
Aunque no hay actualmente ninguna legislación específica pendiente en el Congreso que pueda formular este esfuerzo, hay indicios de que puede proponerse una legislación de ese tipo. Algunos de los detalles asociados con este proyecto de ley son draconianos. Esta posible legislación podría deshacer los esfuerzos tan disputados que protegen la vida humana y la vida de las madres, y los derechos de los padres de los niños que aun no han nacido. También podría sacrificar los derechos del personal médico que por conciencia se niega a participar en abortos y desregular los resguardos médicos que están actualmente disponibles para las mujeres que buscan tal procedimiento. En resumen, FOCA podría tornar los abortos aún más frecuentes, peligrosos y no regulados. La comunidad católica y nuestros aliados en el movimiento pro-vida están asumiendo este esfuerzo, incluso en anticipación de esta probable legislación, con el fin de enviar un mensaje claro y en unidad a nuestros legisladores: “¡Ni se les ocurra!”
La discusión del Consejo Pastoral fue iluminadora y franca. Me reveló el deseo que tiene nuestro pueblo de promover las enseñanzas de la Iglesia sobre la dignidad de la vida humana y garantizar de que se discuta adecuadamente la amplia gama de temas relacionados con la vida. Hubo una pequeña discusión sobre cuál sería la mejor manera de lograr este mandato del evangelio. Hay variedad de opiniones referentes a la estrategia y al enfoque más acertado. Me maravillé de ver cómo los miembros del consejo interactúan entre ellos. No todos los enfoques tuvieron apoyo unánime; pero todos los miembros fueron claros en su deseo de promover y fomentar este mensaje de vida.
Nuestro Consejo Pastoral Arquidiocesano está evolucionando en un foro de sabiduría y diálogo. Ellos saben que pueden hablar conmigo sobre una amplia gama de problemas. Saben que pueden presentar incluso temas delicados sin temor a ser castigados o censurados. Pueden hablar francamente entre ellos sabiendo que hay una fundación de fe y amor que nos une. Aún cuando hay desacuerdo en nuestras conversaciones (y han existido desacuerdos), siempre hay caridad y respeto.
Este ambiente debería estar presente en toda la Iglesia en cada aspecto de nuestra vida en común. Los miembros del consejo pastoral se respetan mutuamente y saben que su arzobispo los respeta y los quiere.
Lo que más aprecio de estas reuniones es que la diversidad de ambientes, perspectivas, edad, género, culturas, y experiencias de vida de los miembros de nuestro Consejo Pastoral Arquidiocesano me hace sentir siempre que estoy teniendo una discusión importante con un microcosmo de toda la familia arquidiocesana. Soy muy afortunado de tener la sabiduría y el testimonio de fe de los miembros del consejo puesto que estoy escuchando el corazón de la Iglesia en cada reunión, y disfruto de la oportunidad de tener conversaciones tan sinceras e importantes con mi gente.