Lo Que He Visto Y He Oído (30 Octubre 2008)
Published octubre 30, 2008 | Available In English
Yo supongo que, durante los últimos 35 años, mucha gente en los Estados Unidos hubiera preferido que Thomas Jefferson hubiese tomado alguna otra frase de John Locke, o al menos hubiese invertido el orden de esta frase en particular para que la palabra vida no apareciera primero o directamente no estuviera presente en su lista de derechos inalienables. De la misma manera en que se cita a Pilatos después de la muerte de Jesús con la frase “Lo que he escrito, he escrito” (Juan 19, 22), la vida misma es el primer principio que contemplamos entre los derechos inalienables descritos en la Declaración de la Independencia.
Diferentes personas me han pedido que comente sobre los temas que enfrentamos hoy en día como país durante estas especiales elecciones generales. Incluso unas pocas personas, representantes de ambos partidos políticos, me han pedido ardientemente que proponga un candidato por quien los católicos deberían votar, o designar uno que de ninguna manera deben elegir. Sabiamente la Iglesia sólo proporciona principios morales y un marco moral para que la gente pueda contemplar y evaluar cuando esté por tomar decisiones críticas sobre quién votar en estas elecciones.
A través de los siglos la Iglesia ha descubierto que, en general, es arriesgado alinearse con un partido o líder político en particular. Más bien preferimos tomar la postura de recomendar a la gente los principios y las enseñanzas sociales en base al Evangelio y dejar que tomen decisiones con la información adecuada. Estos principios están minuciosamente y adecuadamente detallados en la última edición del documento de los Obispos que aparece cada cuatro años llamado Ciudadanía Fiel (Faithful Citizenship). Para ciertas personas estos valores son demasiado complejos, demasiado sutiles y demasiado confusos. Hubiesen preferido una opción mucho más simple.
Según los principios de Ciudadanía Fiel, los católicos deben apoyar la atención que merece el pobre, los derechos de los trabajadores, la dignidad de la gente que emigra a una nueva nación, la protección del medio ambiente. Debemos evaluar los problemas económicos, tratar de proveer atención médica accesible para las personas que no gozan de esa seguridad, y fomentar que los encarcelados reciban un tratamiento más humano. Éstos son sólo algunos de los problemas que afrontamos hoy. No obstante, Ciudadanía Fiel coloca el tema de la vida misma delante de todas estas preocupaciones de vital importancia. Todos estos temas tienen una significación importante y profunda, pero no tienen ninguna trascendencia para aquellos a quienes no se les reconoce el primer derecho—el derecho a nacer. Es por eso, hermanos míos, que quiero hacerles recordar aquellas famosas palabras que Jefferson tomó de Locke, y en especial recordarles el orden en que las presentó.
El 5 de noviembre las doctrinas sociales y éticas de la Iglesia Católica serán las mismas que las del 3 de noviembre. La dignidad de la vida humana seguirá siendo el tema fundamental que enfrentamos en nuestra sociedad y en nuestro mundo. El candidato que salga electo escuchará los mismos principios que la Iglesia Católica ha promovido, no solo durante este año de elecciones sino constantemente, sobre la santidad de la vida humana y los temas de justicia social que nacen forzosamente de este tema dominante. Nosotros seguiremos desafiando a los funcionarios electos y les insistiremos para que promulguen leyes que respeten la vida humana en cada etapa de su existencia. Estos principios no los promulgamos únicamente durante este tiempo de elecciones sino todos los días, a tiempo y a destiempo. Nuestra doctrina social no es una plataforma que se puede adaptar para que concuerde con la atmósfera del momento o con los sentimientos del día. Mucho antes de la Declaración de la Independencia, la Iglesia Católica viene colocando el derecho a la vida en primer lugar entre los derechos que aquí llamamos inalienables, indiferentemente a lo que algunas personas puedan haber sugerido recientemente en relación a las enseñanzas de la Iglesia sobre la vida humana. También defenderemos los otros temas que no se pueden ignorar o descartar porque nacen de la dignidad humana misma que todos gozamos como hijos de Dios.
Al igual que muchos de ustedes, a veces me siento oprimido por tanta retórica electoral y estoy feliz de que ya se acerca el final. Ha sido un largo periodo político. Decidí guardar esta columna hasta el fin de semana antes de las elecciones a propósito para poder charlar con ustedes sobre estos temas antes de que voten. Con frecuencia las últimas palabras que escuchamos son las que tendemos a recordar. Estoy completamente convencido de que nuestro pueblo está bien preparado para tomar decisiones bien fundadas en base a su fe católica, al marco moral, y al conocimiento que han adquirido al vivir la fe día a día.