Lo Que He Visto Y He Oído (5 Junio 2008)
Published junio 5, 2008 | Available In English
El sábado pasado, cuando salíamos de la Catedral en compañía de los 8 sacerdotes recién ordenados, un maravilloso conjunto de cantores y bailarines africanos recibía a los nuevos sacerdotes. El refrán de la canción que cantaban en cadencia métrica africana decía: ¡“María lo hizo por nosotros!”
No pude evitar reflexionar sobre la veracidad de las palabras en la canción—la Madre de Dios ha tenido un papel clave en proporcionarle estos nuevos sacerdotes a la Iglesia. Ella escuchó a los innumerables católicos que han rezado y siguen rezando para que aumenten las vocaciones. Ella escuchó las oraciones de estos muchachos que infinitas veces le rogaron por su apoyo durante sus estudios en el seminario. Ella escuchó las oraciones del Arzobispo que continúa implorándole que bendiga esta iglesia regional con abundantes sacerdotes para poder satisfacer las necesidades futuras.
El canto ‘María lo hizo por nosotros’ resonaba, y le recordaba a la Iglesia la buena fortuna de tener estos nuevos hombres como nuestros sacerdotes.
Cada vez más los programas vocacionales que parecen funcionar muy bien son aquellos que incorporan oraciones fervientes y frecuentes pidiendo por más sacerdotes, diáconos y religiosos. Nuestra propia arquidiócesis ha tenido una larga tradición de plegarias para que Dios nos bendiga con sacerdotes buenos, generosos, dedicados, y entusiastas. Los católicos del Norte de Georgia oran frente al Santísimo, ofrecen rosarios; incorporan esta intención en las peticiones de los fieles durante las misas dominicales. En todas partes debemos rogar a Dios para que envíe trabajadores a la viña de la Iglesia.
El sábado cosechamos algunos de los beneficios luego de tantas oraciones. Pero no podemos parar ahí; debemos seguir rezando por estos ocho muchachos para que se conviertan en el tipo de sacerdote que enriquecerá la fe de la Iglesia regional. Debemos orar para que se mantengan fieles y exitosos en su sacerdocio. Y por supuesto, debemos pedir por aún más sacerdotes para los años venideros.
Nuestras oraciones deben ser muy específicas y muy insistentes sobre el calibre de sacerdotes que necesitamos. Hagamos nuestras oraciones bien precisas y pidamos a Dios por sacerdotes que sean alegres de corazón y dedicados a misionar, que sean predicadores que inspiren, que se mantengan fieles a las enseñanzas de la Iglesia, que ardan de pasión por justicia y paz, que sean muy trabajadores, que sean celebrantes responsables de la liturgia de la Iglesia, y que sean hombres de oración profunda.
Podemos pedirle a Dios por estos tipos de sacerdotes porque sabemos que Dios escucha nuestras oraciones. Y tal como nos recordaron los cantores con jovial exhuberancia el sábado pasado, ¡María puede hacerlo y lo hará por nosotros!