Lo Que He Visto Y He Oído (3 Abril 2008)
Published abril 3, 2008 | Available In English
El Cardenal Bernardin hablaba a menudo de su mentor y amigo, el Arzobispo Hallinan. Una de sus frases favoritas del Arzobispo Hallinan era: “Ahora la confusión está un poquito más clara”. Sin duda, Paul Hallinan tuvo un impacto profundo y duradero en Joseph L. Bernardin, tanto como el Cardenal Bernardin tuvo en mí.
El Arzobispo Hallinan era un participante activo e influyente en los debates y discusiones del Concilio Vaticano Segundo, especialmente en el área de la liturgia. Cuando murió en 1968 a los 56 años, ya había dejado una impresión muy favorable en la ciudad de Atlanta, como así también en la Iglesia de los Estados Unidos. La Arquidiócesis de Atlanta, y sus amigos y colegas de aquí, lamentaron la pérdida de este importante eclesiástico. Fue sepultado el lunes 1 de abril de 1968 en la Catedral Christ the King. Nuestra joven arquidiócesis de ese momento lloró por la pérdida de este excelente clérigo que trabajó en la oficina durante el breve pero ilustre periodo de seis años.
El jueves de esa misma semana, la ciudad de Atlanta y todo nuestro país sufrieron la pérdida de otro ciudadano importante. El Dr. Martin Luther King Jr. fue asesinado en Memphis, Tennessee, el 4 de abril de 1968. Tanto católicos como hombres y mujeres de buena voluntad del mundo entero estaban aturdidos y conmovidos ante esta tragedia. La violencia que tuvo lugar en muchas ciudades del país lamentablemente no iba con el legado de este gran humanista y arquitecto del movimiento de los derechos civiles en los Estados Unidos. Afortunadamente, nuestra ciudad de Atlanta se salvó de la destrucción que se generalizó como consecuencia del asesinato del Dr. King. La manera digna en que la gente de Atlanta lloró su muerte fue un gran tributo al pueblo de Atlanta, a nuestro liderazgo cívico de ese momento, y a la memoria del Dr. King.
A los cuarenta años de la muerte del Arzobispo Hallinan y del Dr. King, nosotros debemos pensar en el progreso que hemos hecho como arquidiócesis y como nación; un espléndido y bien merecido tributo a la bondad de estos dos hombres.
Desde mi llegada a Atlanta, he tenido el honor de conocer a varios íconos del movimiento de los derechos civiles que fueron colegas del Dr. King aquí en Atlanta. Estos hombres y mujeres me mostraron muchos ejemplos de la sabiduría, bondad, y humanidad del Dr. King; de la misma manera el Cardenal Bernardin compartió conmigo la perspicacia pastoral del Arzobispo Hallinan. Mientras oraba por el Arzobispo Hallinan en la misa de aniversario de su muerte, y mientras oro por el 40 aniversario de la muerte del Dr. King, pienso que soy un hombre muy afortunado a quien se le dio la gracia de vivir en la misma comunidad donde ambos vivieron y sirvieron tan bien.
En este 40 aniversario de sus muertes, que el trabajo que comenzaron de forma tan magnífica continúe siendo perfeccionado por la vida de la gente de esta arquidiócesis y de nuestra nación a través de la gracia misma de Dios. Resten ambos en paz. Amén.