Lo Que He Visto Y He Oído (13 Marzo 2008)
Published marzo 13, 2008 | Available In English
Yo me sentí inspirado por la sinceridad de sus preguntas. Le dije que las obligaciones de los padrinos eran muy importantes en el crecimiento espiritual de los candidatos, y la mejor manera de poder cumplir con ellas era garantizarles a los padres del joven que él quería ser un buen ejemplo para su hijo. Debería saludarlo cuando se encontraran en misa; podría escribirle una nota expresándole su intención sincera de rezar por él y estar disponible para él en el futuro. Su interés en el desarrollo espiritual de este joven podría extenderse durante los años universitarios con una carta ocasional que indagase sobre su crecimiento en la fe y su continua evolución como joven católico.
Nunca antes se me acercó un padrino con un deseo tan serio de cumplir con sus obligaciones con un candidato de confirmación. Esto me hizo reflexionar sobre la manera en que los jóvenes y sus padres eligen a menudo a los padrinos. Usualmente el honor está dirigido a un abuelo o abuela, padrino o madrina de Bautismo, tía o tío, hermano, o un amigo muy querido de la familia. La Iglesia tiene requisitos bastante indulgentes para los que serán padrinos de confirmación. Por lo general, deben tener por los menos 16 años, haber recibido los sacramentos de iniciación, y ser católicos practicantes. Sin embargo, este caballero me hizo reflexionar sobre la importancia que un padrino o madrina de confirmación debe tener en la vida de nuestros jóvenes que se acercan al sacramento de la confirmación. Generalmente la gente joven elige personas que ya conocen y quieren. Los padres suelen sugerir una persona digna para el joven. Pero, por lo general, la selección final es alguien que está familiarizado tanto con el adolescente como con sus padres.
Quien haya hecho la selección final de este caballero, eligió extremadamente bien. Este señor se dio cuenta de que se estaba embarcando en una relación importante con el joven y quería hacer el mejor trabajo posible. Tan solo la sinceridad de su interés y la preocupación por el desarrollo espiritual del joven son una indicación de que el joven estará seguro al menos en las oraciones de este señor.
Durante las semanas que siguen a la Pascua comenzaremos un periodo concentrado de la celebración del sacramento de la confirmación. Creo que me ayudaría a mí recordarles a los padres y a los jóvenes que consideren quién es la persona que cumplirá ese papel en la vida de los que se van a confirmar. A veces he notado que alguno de los padrinos elegidos no comulgan durante la misa de confirmación. Puede haber muchas razones apropiadas para esto. Es posible que esa persona tenga un matrimonio que no está reconciliado con la Iglesia. Es posible que el padrino o la madrina se hayan ausentado del sacramento de la reconciliación por un largo tiempo y no estén preparados para recibir la Santa Comunión. Es posible que el padrino o la madrina tengan algún otro problema espiritual en su vida que aún no se ha resuelto y no se sienten dignos de acercarse a la mesa de la Eucaristía. Sin embargo, al no recibir la Eucaristía durante la ceremonia de la confirmación, ellos no cumplen con lo que acaban de aceptar— transmitir un buen ejemplo espiritual para el candidato de confirmación.
Si usted ha sido elegido como padrino o madrina de un candidato de confirmación, le recomiendo encarecidamente que se prepare para asumir esas obligaciones con una buena confesión. Si hay algún otro problema, puede consultar con un sacerdote o quizás hablar con el candidato o algún padre; hasta podría sugerir que otra persona sería un mejor padrino o madrina. Aunque pueda ser un poco embarazoso o decepcionante para el joven y su familia, esto le garantizará al candidato un padrino o madrina que, desde el comienzo, será la persona adecuada para proporcionarle un buen ejemplo de fe que lo inspirará a tomar seriamente el don de la fe católica, un tesoro a menudo incomprendido y no suficientemente valorado en el mundo de hoy.