Lo Que He Visto Y He Oído (14 Febrero 2008)
Published febrero 14, 2008 | Available In English
La Pascua temprana de este año significó que el Miércoles de Ceniza también cayera bastante temprano. Es posible que no hayamos comenzado la Cuaresma de la forma más moderada; dos acontecimientos muy lindos nos dieron motivo para regocijarnos en una época en que la mayoría de nosotros debería estar pensando en penitencia y oración. Se ordenaron nuevos diáconos el viernes después del Miércoles de Ceniza, y los candidatos elegidos celebraron su elección el primer fin de semana de Cuaresma—sin duda dos momentos alegres de nuestra Iglesia regional que acontecen al inicio de la Cuaresma.
Veinte hombres de nuestras parroquias son ahora nuestros diáconos. El viernes pasado estos hombres, sus familias, y sus amigos llenaron la catedral con alegría. Mis felicitaciones para ellos y para sus seres queridos al iniciar su ministerio como diáconos. La ordenación fue la culminación de cinco años de estudio, oración, y formación. Pero aún antes de comenzar su preparación para el diaconado, estos hombres tenían un corazón dedicado a la obra de la Iglesia. Nuestros diáconos representan un grupo de hombres excelentes que aman a la Iglesia y están dispuestos a trabajar por la misión de la misma, tanto en sus parroquias como en toda nuestra región.
Los diáconos sienten un amor especial por el pobre y, al igual que los primeros diáconos de los Hechos de los Apóstoles, están destinados a concentrar su ministerio en las necesidades de aquellos que pasaron desapercibidos o que no se les prestó atención. Son afortunados de tener esposas y familias que los apoyan en las tareas que les espera por delante. ¡Que estos nuevos diáconos gocen de un ministerio largo y fructífero!
En cuatro ceremonias distintas, este fin de semana la arquidiócesis dio la bienvenida a nuestros catecúmenos y candidatos como miembros genuinos. El Rito de Elección es siempre uno de los momentos más felices para la Iglesia en todo el mundo porque podemos vislumbrar lo que ocurrirá cuando llegue la Pascua. Los testigos de estas personas maravillosas nos recuerdan que el Espíritu Santo todavía guía a la Iglesia y que nuestra fe continúa inspirando a la gente de muchas maneras vivificantes. Yo siento agradecimiento especial por los directores y coordinadores de nuestros programas de RCIA (Rito de Iniciación Cristiana para Adultos) de toda la Arquidiócesis de Atlanta por el servicio fiel y el constante aliento que proporcionan a nuestros catecúmenos y candidatos.
Aunque este año la Cuaresma llegó temprano, comenzó con la alegría de estos dos acontecimientos especiales y, de cierta forma, nos hizo regocijar inmensamente en la bondad y la fidelidad del Señor con su Iglesia. Que todos busquemos la gracia de estos 40 días con ardiente confianza en la gracia de Dios—aún cuando en este año la sobriedad y la moderación con que generalmente caracterizamos la Cuaresma llegaron un poco tarde.