Lo Que He Visto Y He Oído (24 Enero 2008)
Published enero 24, 2008 | Available In English
La semana pasada nevó dos veces, un acontecimiento raro en Atlanta, y no pude evitar pensar con una sonrisa que, a menudo, la forma en que Dios responde a nuestras oraciones no es lo que nosotros pudimos habernos imaginado cuando le pedimos su ayuda inicialmente. Muchos de nosotros, incluso quien les escribe, estábamos pasando por muchos trastornos la semana pasada cuando nuestras oraciones fueron escuchadas.
Muchos de los acontecimientos anuales para el día festivo en memoria del Dr. King estaban en peligro ya que la nieve y el hielo del fin de semana hacían dificultoso viajar, incluso no era aconsejable. Pero los audaces (quizás los “aventureros” sería una mejor forma de describirlos) lograron asistir a nuestras celebraciones arquidiocesanas. La misa del 25 aniversario en memoria de MLK se celebró en el Templo de la Inmaculada Concepción; allí se reunió gente de diferentes clases sociales y educación para hacer honor a la memoria de este ciudadano oriundo de Atlanta que cambió el mundo en el que vivimos hoy. La música, la vestimenta festiva, y el espíritu de alegría alababan a Dios por haberle permitido al Dr. King realizar sus sueños e inspirar a todos los pueblos para que se vean unos a otros con una visión y con respeto por nuestra humanidad común.
El domingo por la tarde, alumnos de la escuela primaria y adolescentes de la secundaria junto con sus padres se reunieron en la escuela St. Peter Claver Regional para rendir un homenaje de jóvenes a la vida del Dr. King. Esta celebración es siempre maravillosa y emotiva—pienso que más para los adultos que para los niños. Después de todo, nosotros, los adultos, podemos recordar el clima de polarización racial ante el cual el Dr. King se atrevió a hablar y confrontar. Los niños nos ayudan a ver el legado que él nos dejó cuando se juntan como hermanos y hermanas, y cantan, aplauden, y se toman de las manos sin el odio ni el temor que tanto acaparaba a la sociedad segregada y discriminatoria de ayer. La inclemencia del tiempo no desalentó el espíritu de alegría y esperanza que siempre marca esta época del año, en especial a la gente de Atlanta.
Rápidamente después de las festividades por el día de MLK, nuestros sentimientos se volcaron en recordar la triste decisión de la Suprema Corte de Justicia de los Estados Unidos que permitió el aborto por petición durante 35 años. Una vez más la gente de toda la Arquidiócesis se acercó al Templo de la Inmaculada Concepción para recibir la Eucaristía.
Ésta fue una celebración más sobria y de reflexión. Nos recordó que el trabajo que nos queda por delante es desalentador. El Dr. King tuvo el coraje de llamar a los Estados Unidos a ejercitar un sentido más profundo de nuestro patrimonio de libertad y respeto. Los que trabajan para terminar con el aborto y para restaurar el reconocimiento público de la dignidad de toda vida humana continúan su legado de llamar a la gente a ejercitar la rectitud moral.
El Dr. King fue difamado por su obra, y los que se dedican al movimiento pro-vida muchas veces son incomprendidos y denigrados. Sin embargo, la perseverancia del Dr. King, con el tiempo, afectó el alma de una nación. Que los esfuerzos de aquellos que atestiguan por la dignidad de todos los seres humanos obtengan una victoria similar que afecte el corazón de esta nación.