Construyendo sobre la experiencia de 2020
By ARCHBISHOP GREGORY J. HARTMAYER, OFM Conv. | Published octubre 1, 2020 | Available In English
A menudo escuchamos que solo tenemos una oportunidad para causar una primera impresión. Esa expresión ha estado en mi mente desde que comencé a servirles en condiciones que están lejos de ser propicias para presentarnos adecuadamente y llegarnos a conocer como nos gustaría.
Sin embargo, a pesar de las limitaciones que nos impone el coronavirus, por medio de sus palabras y sus actos me he formado una primera impresión del pueblo de Dios en la Arquidiócesis de Atlanta, que es tanto profundamente poderoso como humilde.
Durante estos últimos meses, he notado cuánto aman y valoran a sus comunidades parroquiales y a los ministerios católicos que sirven a nuestros hermanos y hermanas. Una y otra vez he escuchado a nuestros párrocos hablar de su bondad y generosidad con nuestra Iglesia y con aquellos a quienes sirve en las márgenes, incluyendo a muchos de nuestros familiares, vecinos y feligreses que están sin trabajo y quizás no pueden cubrir sus gastos, alimentar a sus familias y mantener sus hogares.
Durante este momento sin precedentes en nuestras vidas, parece que todos nos hemos detenido a reflexionar sobre las bendiciones que hemos recibido. Por diseño o circunstancia, hemos reenfocado significativamente nuestras prioridades en torno a la familia, el servicio y la simplicidad. Nosotros, sus pastores, hemos visto que los fieles han reconocido y renovado su compromiso con una espiritualidad de corresponsabilidad y mayordomía, compartiendo aquello que se les ha confiado con quienes de otra manera no podrían tenerlo. Es en esos momentos que se manifiestan las lecciones de Cristo, y aquellos que las han impartido—padres, párrocos y maestros—nos sentimos sumamente complacidos y humildes.
Es mi oración más profunda y mi promesa que nos basaremos en la experiencia perturbadora de 2020 a medida que avanzamos para convertirnos en una “arquidiócesis enfocada en la corresponsabilidad”, y que estaremos comprometidos totalmente a convertirnos en discípulos y a hacer discípulos.
Quiero agradecerles personalmente, de corazón, por su continuo apoyo a su parroquia, su arquidiócesis y los ministerios importantes como Caridades Católicas, la Sociedad de San Vicente de Paul y Mercy Care, los cuales ejemplifican y encarnan a Mateo 25: “Cada vez que hicieron algo por mis hermanos más humildes, también lo hicieron por mí”.
Les pido que oren conmigo por un día en el que pronto podamos reunirnos nuevamente en comunidad para adorar y aprender, en el que nuestros hermanos y familiares puedan recuperar la dignidad del trabajo, en el que la gente simplemente abrace a sus padres o nietos sin incertidumbre.
Mientras tanto, esta conmovedora y poderosa primera impresión de su testimonio de Cristo, y de los unos a los otros, nos sostendrá y complace a nuestro Padre celestial, quien nos ha confiado todo lo que tenemos y todo lo que somos. ¡Que Dios los bendiga a ustedes y a todos sus seres queridos!
“Diles a los que se hacen ricos con las cosas del mundo que no se llenen de orgullo. Diles que pongan su esperanza en Dios, no en el dinero, porque el dinero no es seguro. En cambio, Dios nos da todo en abundancia para disfrutarlo. Diles que hagan el bien, que se hagan ricos en buenas obras, que den con alegría y que estén dispuestos a compartir. Si así lo hacen, estarán acumulando un tesoro en el cielo, que será una base firme para el futuro. Entonces podrán tener la verdadera vida”. 1Tm 6: 17-19