Atlanta
Nuevos defensores del Tribunal ayudan a solicitantes a navegar proceso de anulación
By ANDREW NELSON, anelson@georgiabulletin.org | Published agosto 21, 2019 | Available In English
ATLANTA—Sesenta y cinco defensores especialmente entrenados ayudarán ahora a los fieles cuyos matrimonios han terminado.
Los nuevos defensores de la corte, compuestos por diáconos permanentes y hombres y mujeres laicos, fueron comisionados recientemente por el Obispo Joel M. Konzen, SM, administrador diocesano, para servir en el Tribunal Metropolitano de la Arquidiócesis de Atlanta.
Los líderes del tribunal esperan que estos voluntarios capacitados agilicen el largo proceso. Algunos solicitantes de anulaciones matrimoniales esperan hasta dos años por un fallo. Los retrasos tienen consecuencias para estos creyentes. Algunos que se han vuelto a casar por lo civil podrían no ser aptos para recibir la comunión, mientras que otros podrían no ser recibidos en la Iglesia.
Defensores con experiencia
Warren Stoughton, quien ha asistido a la Iglesia de San Judas el Apóstol en Sandy Springs por más de 50 años, es uno de los nuevos defensores que entiende lo que puede ser examinar un matrimonio fracasado.
“Me involucré con el proceso porque hice parte de él”, dijo el hombre de 71 años. Stoughton mencionó que estaba “un poco escéptico” cuando buscó una anulación hace más de 30 años, pero deseaba volver a casarse por la Iglesia.
“Como católicos, se nos enseña que los matrimonios son para toda la vida. Se nos pide que examinemos un fracaso”, dijo, haciendo difícil que las personas recuerden lo que salió mal. Sin embargo, añadió Stoughton, repasar nuevamente los momentos felices y los malos puede ser “muy beneficioso”.
Stoughton dijo, “He tenido el placer de ver formar a familias y entrar en plena comunión con sus comunidades de fe”.
Los defensores responden preguntas, ayudan a educar a las personas sobre la fe y trabajan con los clientes para preparar el mejor caso por el cual creen que su matrimonio fue inválido.
“Tú los guías delicadamente a través del proceso y les sostienes suavemente la mano”, dijo.
Olga Fuentes, de 72 años, cree que se necesita paciencia y comprensión a medida que las personas navegan por el proceso. Ella, cuyo primer idioma es el español, se siente motivada a participar como defensora porque le gusta escuchar a las personas y presentar el mejor caso.
Fuentes también llega a este puesto con experiencia. Su esposo recibió una anulación a principios de la década de 1970 y ella piensa que el proceso no estuvo bien manejado, particularmente en la etapa de las entrevistas.
La gente está “en constante estrés, mental y espiritual”, mencionó refiriéndose al proceso. Fuentes siente que el trabajo es una bendición para aliviar las tensiones que enfrentan las personas que intentan vivir su fe.
Muchas personas lo malinterpretan como un “divorcio católico”, dijo, pero el trabajo es diferente a un divorcio civil.
“Estamos intentando verificar y averiguar si realmente tuvo lugar el sacramento o no”, dijo Fuentes.
Examinando los cimientos de un matrimonio
El objetivo de los funcionarios del tribunal es servir mejor a los católicos cuyos matrimonios terminaron destruidos. Investigadores de la Universidad de Georgetown estiman que alrededor del 32% de los católicos casados han pasado por un divorcio.
La Iglesia ofrece una solución para algunos católicos divorciados: solicitar una anulación (formalmente conocida como “declaración de nulidad”). Es una declaración de un juez del tribunal que dice que el sacramento del matrimonio no fue válido desde el principio. La decisión está basada en la ley canónica y se otorga por una variedad de razones, desde “defecto grave de discreción de juicio” hasta fraude y engaño.
Sin embargo, una encuesta realizada por el Centro de Investigación Aplicada en el Apostolado encontró que solo el 15% de los católicos divorciados solicitaron una anulación. Algunos católicos temen erróneamente las consecuencias que tendría para sus hijos, cuando de hecho, una anulación no tiene ningún efecto en la legitimidad de los niños, la custodia o el sustento. Otros piensan que el proceso es demasiado largo o costoso.
El Padre Daniel Ketter, vicario judicial que supervisa el tribunal en Atlanta, dijo que su objetivo es que los nuevos defensores estén bien capacitados para servir a sus clientes.
“Además, quiero que las personas con las que trabajan los defensores salgan sintiendo que han sido bien atendidas por una Iglesia que se preocupa por ellas”, dijo en un correo electrónico.
Las reformas atraen nuevas aplicaciones
Sentados en la sala de conferencias del tribunal en la Cancillería de la arquidiócesis, el Abogado Jefe Joe Tovar y el Administrador de la Corte Luis Capacetti, explicaron cómo las recientes reformas agotaron los recursos de la ya ocupada corte de la Iglesia de Atlanta.
Capacetti dijo que el tribunal de la Arquidiócesis de Atlanta ha sido uno de los más concurridos del país, especialmente con el crecimiento de la población católica durante los últimos 15 años. El número de casos y solicitudes nuevas lo pone a la par de las arquidiócesis más grandes del país en Nueva York y Los Ángeles, señaló.
En los últimos años, las aplicaciones han oscilado entre 500 y 600 al año.
El tribunal ya estaba fuera de sus límites “antes de que se abrieran las compuertas”, con los cambios de 2015, dijo Tovar.
Esos cambios de 2015 surgieron de la decisión del Papa Francisco para agilizar el proceso. Él introdujo tres reformas importantes, incluyendo la de hacer que el proceso fuera gratuito. Los cambios eliminaron una segunda revisión requerida de todas las declaraciones positivas de nulidad y autorizaron al obispo diocesano para actuar como juez único en casos específicos. El número de solicitudes del tribunal de Atlanta aumentó a 777 el primer año después de las reformas.
Nuevos defensores para aliviar el embotellamiento
Para atender a cientos de solicitantes, la corte utilizaba cinco abogados, tres de los cuales trabajaban medio tiempo en el tribunal. Los nuevos defensores voluntarios tendrán como objetivo aliviar esas cargas. “Vas a tener más manos trabajando”, dijo Tovar.
El tribunal dependió durante años de los asesores de casos para agilizar las solicitudes. Los asesores se centraban en tareas administrativas, ponían los documentos y otra información en orden antes de presentar la solicitud. El nuevo formato es un puesto canónico en la corte, dijo Capacetti. Este nuevo modelo de defensores les da más autoridad para servir mejor a los clientes, añadió.
“El defensor es una figura contemplada por la ley”, señaló.
Los nuevos defensores asistieron a dos reuniones obligatorias y debieron completar 10 clases por Internet. Recibieron capacitación sobre el matrimonio y el derecho canónico, aprendieron principios legales para presentar un caso de anulación y practicaron la redacción de resúmenes legales para jueces de tribunales. Los voluntarios recibirán capacitación continua para garantizar que su trabajo cumpla con los estándares de la corte.
El segundo curso de defensores comienza su entrenamiento en octubre.
Sandy Spera piensa que los cambios le permiten profundizar su papel en un ministerio que valora. Ella sirve como asistente pastoral en la Iglesia de San Brendan el Navegante y ha trabajado con católicos que buscan una anulación desde 2014.
“Si traigo a alguien de vuelta a la fe, eso es importante para mí”, dijo.
Spera tiene la esperanza de que sus clientes puedan resolver su situación más rápido ahora. Sin embargo, agregó, “Más rápido no significa más fácil”.
Si le interesa obtener más información sobre cómo servir como defensor, comuníquese con el Tribunal Metropolitano en Tribunal@archatl.com o llame al 404-920-7500.