College Park
Sesión en Español ofrece a católicos hispanos tiempo para recargar baterías
By IMELDA RICHARD, Especial para el Boletín | Published julio 18, 2019 | Available In English
COLLEGE PARK—El sábado 22 de junio, temprano en la mañana, miles de católicos se reunieron en el Centro Internacional de Convenciones de Georgia para participar en el Congreso Eucarístico de 2019. El sonido de los tambores y el coro de voces acompañaban a los diferentes grupos que representaban a muchas parroquias en la arquidiócesis que se congregaban para la procesión de la mañana.
Alfredo Avilés, de la Iglesia de San Mateo en Winder, pertenece al grupo de Danza Azteca de esta parroquia. Vistiendo coloridos tocados y trajes hechos a mano inspirados en los aztecas, sus integrantes bailan para honrar a Nuestra Señora de Guadalupe. Las dos hijas de Avilés también pertenecen al grupo.
“Esto es parte de nuestra cultura y nuestras tradiciones religiosas”, dijo.
La Hermana Miriam Mendoza, directora de educación religiosa de la Misión Hispana de la Catedral de Cristo Rey, esperaba que “cerca de 100 feligreses” la acompañaran en la procesión. Osiel Guzmán, quien nació en México y es feligrés de Cristo Rey, ha asistido al congreso durante 10 años.
“Para mí, este es un momento muy importante del año porque podemos sentir la presencia real de Cristo en la Eucaristía y tenemos la oportunidad de aprender mucho sobre nuestra fe y alimentar nuestras almas”, comentó Guzmán.
La Hermandad del Señor de los Milagros de Perú también participó en la procesión. La imagen del Señor de los Milagros inspira una de las procesiones religiosas más grandes del mundo cada octubre. En la imagen, pintada en Lima en el siglo XVII por un esclavo africano desconocido, se observa a un Jesús crucificado. Su nombre data del siglo XVIII, cuando un terremoto destruyó la mayor parte de la ciudad y dejó solo el mural en pie. En Atlanta, el Señor de los Milagros ha encontrado un hogar en la Misión de Nuestra Señora de las Américas. Los miembros de la hermandad esperaban para comenzar la procesión, vistiendo sus tradicionales hábitos morados.
Después de la alegre procesión y la adoración al Santísimo Sacramento, la gente se dispersó para asistir a las diferentes sesiones ofrecidas en el congreso.
En la Sesión en Español, Clara Richardson, una cantante de SHEMA, invitó a todos a comenzar a alabar a Dios con una canción. SHEMA es un ministerio de música creado por el ex obispo de Atlanta, Luis Zarama, específicamente para la Sesión en Español. Sus miembros no solo ensayan antes del congreso, sino que también rezan juntos y participan en un retiro para pedirle al Espíritu Santo que los guíe a lo largo del día.
Yolanda Muñoz, directora asistente de las culturas hispanas y latinas de la Oficina de los Ministerios Interculturales, dio la bienvenida a la multitud y se desempeñó como maestra de ceremonias de la Sesión en Español.
“Los hispanos somos ahora la mitad de la población católica de la Arquidiócesis de Atlanta”, anunció Muñoz, quien presentó a los primeros oradores del día, el Obispo Joel Konzen, SM, y el Obispo Bernard E. Shlesinger III.
“Tendremos adoración muy pronto. ¡Los obispos y el Santísimo Sacramento! Que mejor manera de comenzar el congreso”, señaló.
Recordando a la Santísima Madre
El Obispo Konzen reflexionó sobre las palabras de Nuestra Señora de Guadalupe a Juan Diego: “No temas … ¿acaso no estoy aquí yo quien soy tu madre?”
“Siempre debemos mantener estas palabras cerca de nuestros corazones, y recordar que María es nuestra madre”, dijo el obispo, antes de presentar a un grupo de niños vestidos con trajes tradicionales que representaban a todos los países latinoamericanos. Los católicos hispanos son devotos de la Virgen María y cerca de 20 países han coronado canónicamente y declarado a la Santísima Madre como su patrona. Los niños entregaron flores a Nuestra Señora mientras el Obispo Konzen anunciaba el país y el título mariano que representaba a cada nación.
El Padre Desmond Drummer, párroco de la Iglesia del Santísimo Sacramento, ingresó al salón con el Santísimo Sacramento. La audiencia cayó reverentemente de rodillas, y algunos lloraron durante la adoración.
“Fue un momento muy especial. No tengo palabras para describirlo”, dijo Mayra Gutiérrez, quien ha asistido al Congreso con su familia durante los últimos 24 años.
El Obispo Shlesinger le pidió a la audiencia que orara por los seminaristas y por las vocaciones al sacerdocio, especialmente en Atlanta.
“Necesitamos más sacerdotes para llevar la Eucaristía a los muchos católicos en nuestra arquidiócesis. Cristo quiere vivir dentro de nosotros”, añadió el obispo.
Un grupo de cinco seminaristas subió al escenario y el obispo les pidió que se presentaran a la multitud, quien recibió a cada uno con alegría y entusiasmo, y una bendición especial con las manos extendidas.
Míller Gómez, oriundo de Colombia, quien fue recientemente ordenado como diácono transitorio, fue uno de los seminaristas en el escenario.
“Fue un momento muy especial y emotivo. Las oraciones de la comunidad son muy importantes para los sacerdotes y los seminaristas. Sentí todo el apoyo de la comunidad, y saber que la gente ora por nosotros fue algo muy conmovedor”, dijo.
El Rev. Sr. Gómez completará su servicio de verano en la Iglesia de Santa Catalina de Siena en Kennesaw antes de regresar al seminario.
Un solo corazón, una sola alma
El siguiente orador del día fue el Padre Jaime Molina, quien nació en México y fue ordenado sacerdote en la parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe el 15 de agosto de 1988. Desde 1999, el Padre Molina ha estado sirviendo con los Misioneros de La Salette en la Iglesia Santo Tomás Apóstol en Smyrna.
Usando uvas y vino, el sacerdote enfatizó la importancia de olvidar nuestros individualismos y convertirnos en un solo corazón, una sola alma al servicio de Dios.
“Tú decides si quieres seguir siendo una uva, o si quieres convertirte en vino. Solo recuerda, el proceso para transformar una uva en vino, es doloroso. La uva se aplasta y se presiona, eso tiene que ser doloroso”, dijo. “Y al igual que esa uva, nosotros tenemos que transformarnos y convertirnos en algo mejor, como el vino. Estamos todos juntos en esto, tal como ese racimo de uvas”.
El Padre Molina señaló que solo en la Eucaristía podemos llegar a ser auténticos evangelizadores.
“Toda persona que tenga un encuentro personal con Cristo debe dar testimonio y proclamar el Evangelio con su vida, especialmente a aquellos que aún no conocen a Cristo”.
El sacerdote mencionó la parábola de las ovejas perdidas en el evangelio de Mateo.
“Al igual que el pastor que dejó su rebaño de 99 ovejas para encontrar la que estaba perdida, tenemos que olvidarnos de nosotros mismos y buscar a los que están perdidos y nos necesitan”, concluyó el sacerdote.
Yolanda Muñoz anunció al siguiente orador, el anfitrión de “Nuestra Fe en Vivo” de EWTN, José “Pepe” Alonso. El público se regocijó. Alonso nació en la ciudad de México. Toda su educación fue principalmente con los sacerdotes jesuitas. Después de más de 17 años y 560 episodios, su programa continúa siendo uno de los más vistos de EWTN.
Pepe comenzó su discurso preguntando: “¿Cuántos de ustedes quieren servir al Señor?” Inmediatamente, casi todas las manos en el salón se elevaron.
“Si quieres servir al Señor, entonces prepárate para recibir pruebas”, dijo.
Alonso mencionó que ser amado por Dios no significa ser mimado por Él.
“Si creen que la vida cristiana es fácil, entonces presten atención a la vida de Cristo”.
El orador invitó a la multitud a reflexionar sobre la parábola de la vid y los sarmientos. En el evangelio de Juan, Jesús dice, “Yo soy la vid y ustedes son los sarmientos. El que permanece en mí, como yo en él, dará mucho fruto; separados de mí, ustedes no pueden hacer nada”.
Permanecer en Cristo no es una tarea fácil, recordó Alonso.
“La vid nos alimentará de cualquier manera que la vid quiera, no al revés. El viñador podará la vid para que dé fruto. Estén preparados para ser podados, para recibir pruebas. Necesitamos pasar por el proceso de ser podados”, dijo. “Es un proceso doloroso, pero es necesario si queremos dar fruto. Es doloroso, pero es debido al amor de Dios”.
En 2015, Elvira, la esposa de Alonso, fue diagnosticada con leucemia y murió en 2017. Pepe estaba muy enojado porque había orado “muy fuerte” por su recuperación, y pensó que el Señor no lo había escuchado. Dijo que su ira duró hasta que sintió que el Señor le decía que le había concedido el milagro de darle vida eterna a su esposa.
“Estamos llamados a dar fruto. El Señor quiere obrar en nuestras vidas y tenemos que dejar que lo haga. Sigamos el ejemplo de María, quien dijo, ‘Yo soy la sierva del Señor’”.
La Eucaristía es un beso de Dios
La oradora final fue Elena Segura, quien comenzó su carrera organizando respuestas de raíz a los problemas que enfrentaba su comunidad peruana rural. Segura se desempeña actualmente como director asociada de la Oficina de Dignidad Humana y como coordinadora principal del ministerio de inmigración en la Arquidiócesis de Chicago.
“El bautismo nos marca como hijos de Dios, pero a veces nos olvidamos de quiénes somos. Jesús nos recuerda que debemos permanecer atentos. Cuando somos uno con Dios, podemos discernir la verdad… caminamos en la luz. Olvidamos que en el bautismo nos convertimos en sus hijos”, dijo a la audiencia que permanecía atenta. “En la Eucaristía, Jesús nos está llamando con los brazos abiertos, nos da un beso”.
Como coordinadora principal del ministerio de inmigración, Segura ha sido testigo de muchas historias desgarradoras. A través de sus experiencias, ella ha aprendido a “hablar con Dios como si estuviera hablando con un amigo”.
Cuando reflexiona sobre los desafíos que enfrenta la comunidad inmigrante, especialmente los inmigrantes indocumentados, se pregunta a sí misma, “¿No estaban los discípulos en el camino a Emaús tristes y asustados también?… ¿Y quién se unió a ellos en su viaje? Jesús lo hizo. Él caminó con ellos y compartió sus miedos. Esta es nuestra historia ahora. Jesús está aquí con nosotros”.
Yolanda Muñoz continúa asombrada por la presencia de la comunidad hispana en el Congreso.
“Cada año se hace más y más grande. Realmente disfrutan participando y vienen con un espíritu de alegría que es muy contagioso”, dijo. “Me gustaría motivarlos a todos a que vengan el próximo año. Es una oportunidad para observar la bendición de la diversidad en nuestra Iglesia, para compartir nuestra fe y nuestro amor por la Eucaristía, como la gran familia católica que somos. Salimos de allí con nuestros corazones llenos del amor de Cristo, y con nuestras baterías recargadas”.