Atlanta
Amigos y familiares celebran elección del Obispo Konzen como la ‘persona adecuada… en el momento indicado’
By ANDREW NELSON, Staff writer | Published abril 19, 2018 | Available In English
ATLANTA—Desde muy temprana edad, Joel Konzen sabía que quería ser sacerdote. John Hermes, su amigo de toda una vida, lo recuerda jugando y pretendiendo decir misa, sustituyendo la hostia de la comunión por una oblea.
Ahora los miembros de St. Boniface, la iglesia de su infancia, están pensando cómo pueden lograr que este hijo nativo de Oak Harbor, Ohio, los visite y celebre los sacramentos junto a ellos como obispo.
Oak Harbor es un pueblo de unos cuantos miles de habitantes en el norte de Ohio, aproximadamente a 30 millas de Toledo y 10 del Lago Erie, donde Joel Konzen creció como el hijo menor de un farmacéutico y una profesora. Su hermano Ray comentó que el pueblo era un buen lugar para crecer, donde “ocasionalmente desaparecía un caramelo de la tienda”. De hecho, el Obispo Konzen es la única “persona notable” de este lugar en la página de Wikipedia.
Nació en 1950. A los 14 años se trasladó a Columbus, Ohio, para asistir a la preparatoria en el Pontifical College Josephinum. Más tarde se uniría a la congregación religiosa de la Sociedad de María, conocida como la Congregación Marista.
El Obispo Konzen ha pasado más tiempo en Atlanta que en su ciudad natal, pero nunca ha olvidado sus raíces. Visita con frecuencia la zona rural de Ohio, especialmente cerca de Acción de Gracias y Navidad, para ayudar a los párrocos en las parroquias y misiones. También saca tiempo durante estas visitas para reunirse con casi dos docenas de primos y asistir a la misa en el garaje de una familia, el cual cumple la doble función de servir como una simple iglesia. Su prima Linda Frey dijo, “Después de todo, hay una gran cena a la cual todos colaboramos trayendo algo para compartir”.
Administrador de escuela de toda la vida, el Obispo Konzen es conocido por sus habilidades esencialmente asociadas al liderazgo de Marist School, la exitosa y emblemática escuela secundaria católica independiente de Atlanta: inteligente, analítico y una persona que piensa con los pies en la tierra, no se apresura a juzgar y posee un buen sentido del humor.
Su nuevo ministerio lo llevará desde la intimidad de la escuela a servir como líder espiritual de los católicos de 103 parroquias y misiones en los 69 condados de la Arquidiócesis de Atlanta. Como obispo auxiliar, va a servir en las funciones administrativas y sacramentales que el Arzobispo Wilton D. Gregory le asigne.
Entre los dignatarios que asistieron a su ordenación el 3 de abril, incluyendo obispos y decenas de clérigos, se encontraban su hermano y sobrinos, primos y viejos amigos que viajaron casi 700 millas desde Ohio.
Hay pocas personas que convierten sus sueños de infancia en realidad. Pero su hermano nunca se desvió de su meta de servir a la Iglesia como sacerdote, dijo Ray Konzen, de 70 años.
“Tenía la vocación desde chico. Él jugaba a ser sacerdote”, dijo. En los eventos que rodearon la ordenación, Ray admitió sentirse emocional. “Él es feliz, me di cuenta de ello”, comentó sobre su hermano.
Hermes, de 69 años de edad, quien asistió a la ordenación junto a su esposa, Sharon, dijo que el Obispo Konzen se veía tranquilo en medio de todos los rituales ornamentados, lo cual consideraba una señal de que su viejo amigo es la “persona adecuada, para la posición correcta, y en el momento indicado”.
La fe y la Iglesia siempre han sido parte de la vida de la familia Konzen. Los dos muchachos fueron monaguillos y asistieron a las clases de educación religiosa que enseñaban las hermanas en el sótano de la rectoría.
La Hermana Patricia Schnapp, una Hermana de la Misericordia, era quien impartía las clases a comienzos de 1960. La mujer de 81 años recordó al joven Konzen como uno de sus mejores estudiantes. “Siempre se sentaba adelate. Siempre tenía brillo en los ojos. Era el líder del grupo. Todo acerca de él era siempre vibrante”, mencionó.
Recordó haberse sentido complacida cuando él le mencionó su interés por la vida sacerdotal.
“Parecía muy seguro y con un alma firme”, dijo.
Los dos se ven en ocasiones, y cuando el obispo visita Ohio se detiene a compartir “una larga comida y la oportunidad de ponerse al día”, dijo la Hermana Schnapp, quien habló desde su apartamento en Toledo. Una foto de músicos de jazz cuelga en la pared, junto con una imagen de la fundadora de su comunidad religiosa, la Venerable Madre Catherine McAuley. La Hermana Schnapp pasó de dar clases de educación religiosa a obtener un doctorado en inglés, con énfasis en el autor James Baldwin. Se retiró de su posición de profesora de la Universidad de Siena Heights en Michigan pero todavía está involucrada en el ministerio de prisiones, enseñando historias cortas a los internos.
En referencia a su ex alumno sirviendo como obispo, la sorpresa de la Hermana Schnapp fue seguida por alegría. Después de su largo período como director en Marist, ella se imaginó que él se trasladaría a una universidad, no que serviría como obispo.
“Me sorprendí, pero después me emocioné”, dijo. “Necesitamos más obispos como él. Sé que será un regalo para la arquidiócesis”.
La hermana mencionó que considera a su amigo como alguien que “va a la periferia”, tal como el Papa Francisco motiva a los sacerdotes y obispos a hacer. Bajo su liderazgo, Marist School ayudó a establecer la Escuela Secundaria Jesuita Cristo Rey Atlanta para proporcionar a los estudiantes de familias de clase obrera una educación que los preparare para la universidad, y sirve en su junta directiva. Además, mencionó que quería aprender más español, no solo para celebrar la misa, sino también para participar en conversaciones con la gente.
“Él no se intimida. No deja que las dificultades lo disuadan. Es un buen líder”, admitió.
Frey, de 79, dijo que su primo es humilde, y es feliz disfrutando un pollo con papas en su cocina. “Tiene una personalidad maravillosa. Es amigable con todo el mundo”, señaló.
Ver el antiguo rito de ordenación en la Catedral de Christ the King fue increíble, comentó.
“Apenas podía creer lo que estaba pasando. No podría haberle sucedido a alguien más agradable”, añadió.
Hermes, de 69, director financiero retirado de un banco, ha conocido al obispo desde que eran niños. La amistad comenzó jugando cartas. Konzen y su padre jugaban contra Hermes y su madre. En la secundaria ambos asistieron al seminario. Hermes regresó a casa después de dos años, pero la amistad continuó.
Dijo que su amigo ha servido con éxito como director de Marist, y ahora su experiencia de docente lo lleva fuera del aula de clases y será compartida en toda la arquidiócesis.
“Pensé que estaba muy capacitado, pero no es nada para lo que él estuviera haciendo campaña. Hará un buen trabajo”, dijo Hermes.
Al observar la ordenación, Hermes admitió estar asombrado por el número de personas que felicitaban al nuevo obispo y que formaron parte de sus primeros días como diácono décadas atrás. El Obispo Konzen es una persona memorable, que atrae a la gente hacia él con su bondad, dijo.