Atlanta
Sacerdotes renuevan promesas de ordenación en Misa Crismal anual
By ANDREW NELSON, Staff writer | Published abril 5, 2018 | Available In English
ATLANTA—El Arzobispo Wilton D. Gregory, rodeado por decenas de sacerdotes que sirven en la Arquidiócesis de Atlanta, bendijo los óleos sagrados en la Misa Crismal anual, celebrada el martes, 27 de marzo, en la Catedral de Christ the King.
El Arzobispo Gregory dijo que los óleos se utilizarán “para santificar al pueblo de Dios” en cada una de las parroquias de la arquidiócesis durante el próximo año. Los sacerdotes asistentes renovaron las promesas que hicieron en sus propias ordenaciones, apoyados por las oraciones de los diáconos, seminaristas y creyentes presentes.
“Al reunirnos en el recinto de esta catedral para bendecir los óleos que se utilizarán para santificar al pueblo de Dios, imploramos también al Señor que santifique a todos los sacerdotes. Nosotros somos simplemente frágiles mortales. Tenemos muchas faltas que son conocidas por casi todo el mundo. Hemos hecho promesas solemnes de vivir en el mundo a imitación del Señor; pero no podemos hacerlo sin su gracia”, dijo el arzobispo.
La misa de la tarde celebró también el jubileo de ordenación de nueve sacerdotes. Los sacerdotes que celebran 60 o más años de sacerdocio este año son el Padre Pasionista Jerome McKenna, de la iglesia de St. Paul of the Cross, en Atlanta; el Padre Trapense Thomas Francis Smith y el Padre Trapenses Mateo Torpey, del Monasterio de Holy Spirit, en Conyers.
Cumpliendo 50 años de servicio sacerdotal están Mons. James Fennessy y el Padre Patrick McCormick. El Padre Frank Richardson, el Padre Patrick Kingery, el Padre Gregory Goolsby y el Padre Timothy Hepburn celebran cada uno 25 años de sacerdocio este año.
El Arzobispo Gregory consagró el crisma, una mezcla de aceite de oliva y bálsamo fragante, que será utilizada para los sacramentos del bautismo, la confirmación y las ordenes sagradas en la arquidiócesis. También bendijo el óleo de los catecúmenos para el bautismo y el óleo de los enfermos.
En su homilía, el arzobispo describió el papel de los óleos sagrados los cuales serán utilizados el próximo año, desde bendecir a los más pequeños en el bautismo hasta brindar alivio a los ancianos y enfermos.
Estos óleos utilizados en momentos claves de la vida de los católicos son transformativos, dijo. Muchos de los fieles serán fortalecidos por el gran desafío de vivir como cristianos, añadió.
Mencionó que el “óleo dulcemente perfumado” del crisma será utilizado en las próximas ordenaciones, en las manos de nuevos sacerdotes y sobre la cabeza del Obispo Designado Joel M. Konzen, SM, el 3 de abril en su ordenación como obispo auxiliar.
El crisma y su olor distintivo le revelan al mundo la “maravillosa fragancia de la presencia de Jesucristo resucitado a través de toda la creación”, dijo el Arzobispo Gregory.
Los sacerdotes son ungidos con este óleo que hemos elegido para que “la labor de nuestro ministerio pueda brindar alegría a las vidas de todos en el pueblo de Dios”, dijo.
Para los sacerdotes, la misa es un momento de renovación de las promesas de ordenación como “hombres que viven para los demás”, comentó. Fortalece “el deseo del sacerdote de comprometerse en la labor de santificación y de ser testimonio de la santidad de Dios”.
El arzobispo pidió orar por aquellos en el ministerio de los ordenados.
“Orad también por un aumento en las vocaciones del clero y la vida religiosa, para que la Iglesia sea bendecida con ministros cuyas vidas de dedicación y servicio continúen simbolizando el poder misterioso del amor de Cristo por su novia, la Iglesia”, dijo.
Los católicos, desde el bebé recién bautizados en brazos hasta aquellos que se preparan para la muerte, serán todos bendecidos con estos óleos sagrados, comentó. “El agua y el aceite realmente se mezclan. Lo hacen por el poder de Dios y esa mezcla es un testigo de la presencia de Dios en el mundo”, afirmó.
Antes de la misa de la tarde, los sacerdotes participaron en una jornada de reflexión. El Día de Reflexión Cuaresmal ofrece a los sacerdotes tiempo para renovarse y culmina con el Sacramento de la Reconciliación.