La fe de nuestros padres
By ARCHBISHOP WILTON D. GREGORY, Comentario | Published marzo 24, 2017 | Available In English
En su apartamento, en la residencia de Santa Marta, el Papa Francisco conserva una estatua de un San José durmiendo. El Santo Padre dice que con frecuencia coloca notas bajo esta estatua, sobre los asuntos pendientes que debe atender, para que San José los resuelva. Bromeando, el Papa comenta que, ¡San José duerme ahora sobre un colchón de papelitos que contienen asuntos difíciles!
Este año, la Fiesta de San José fue pospuesta hasta el lunes, 20 de marzo, debido a que la fecha actual coincidía con el tercer domingo de Cuaresma. Sin embargo, el amor de la Iglesia por este padre especial no fue olvidado sino simplemente aplazado.
Los padres vienen de todos los tamaños, formas, edades y procedencias. Ellos comparten un maravilloso vínculo común—aman a sus hijos. Recientemente he pensado mucho en ellos, ya que me he topado con varios en mi ministerio. El otro día, un grupo de padres vino a visitarme a la Cancillería para pedirme que respaldara un proyecto diseñado para invitar a un mayor número de hombres a una relación más personal con Jesucristo. Me alegró poder apoyar esta iniciativa, la cual será introducida en los próximos meses. Estos hombres son padres con corazones muy tiernos y un profundo deseo de fortalecer su testimonio de fe para sus familias.
Durante el fin de semana, conocí a un padre en una ceremonia de bautismo, quien me agradeció personalmente con lágrimas en sus ojos, por mi servicio a la Iglesia. Ver su gratitud por nuestra fe y su evidente devoción hacia aquellos que ama, casi me hace llorar. Dentro de los presentes se hallaban padres y abuelos que sostenían y abrazaban a los más pequeños, quienes encontraban una celebración de bautismo durante el medio día contraria a sus calendarios personales habituales. Los padres de hoy no son reacios, ni sienten temor de demostrar afecto por sus hijos, ¡eso es reconfortante! San José debe haber demostrado ese mismo tipo de afecto con el Niño Jesús. Eso explica la profunda devoción de la Iglesia a este santo como el modelo para los padres de todas las generaciones.
Varios estudios recientes han concluido que cuando los padres practican su fe de una manera vibrante y visible, sus hijos son mucho más propensos a mantener la suya—incluso aún más que cuando la fe de la madre también juega un papel en su crianza. Los padres que dan testimonio de su fe tienen un profundo impacto en las vidas de sus hijos. Por lo tanto, cualquier cosa que la Iglesia pueda hacer para motivar a nuestros hombres a practicar y vivir su fe beneficiará a la próxima generación de católicos—por no mencionar también a la generación actual.
La imagen de un San José durmiendo encaja perfectamente con las historias del Evangelio que nos dan solamente una visión muy incompleta de este hombre justo y gentil. José estuvo siempre guiado por un sueño—tomar a María como su esposa, llevar a Jesús y a su Madre a Egipto y luego, traerlos de regreso a Judea. Los sueños de José fueron vehículos importantes para la acción redentora de Dios en nuestro mundo, y José siempre siguió las indicaciones que se le dieron en ellos.
Que José inspire al Santo Padre con la sabiduría y el conocimiento para continuar guiando a la Iglesia según los designios del Espíritu Santo, tal como lo ha hecho la estatua que ahora descansa sobre su creciente lista de preocupaciones. Que este santo también bendiga a todos nuestros padres—vivos y muertos—por el importante testimonio de fe que han dado y continúan proporcionando a sus hijos.
San José, Patrón Universal de la Iglesia, ¡“Despierta y continua velando por nuestra Iglesia tan tierna y cuidadosamente como lo hiciste con los miembros de esa Familia Sagrada de Nazareth”!