Personas de muchas religiones reunidas para orar por la paz
By ARCHBISHOP WILTON D. GREGORY, Comentario | Published septiembre 1, 2016 | Available In English
Cuando el Papa Juan Pablo II invitó a miembros de las comunidades ecuménicas e interreligiosas a unirse a él en oración en Asís en octubre de 1986, se encontró con algunas fuertes objeciones por parte de aquellos que condenaron su propuesta de orar con personas no católicas. Ciertas personas acusaron al Santo Padre de participar en communicatio in sacris —orar con aquellos que adoran a otros dioses— un acto de sacrilegio o blasfemia.
Sin embargo, esa crítica no lo disuadió de continuar con este acto de diálogo y comunidad.
El Papa Benedicto XVI y ahora el Papa Francisco han continuado con esta tradición de orar con nuestros hermanos y hermanas de otras religiones — pidiéndole a Dios que conceda la paz a nuestro mundo y que derribe las barreras del odio, incomprensión, miedo y violencia que tan a menudo irrumpen a lo largo de nuestro mundo contemporáneo, como ha ocurrido con tanta frecuencia a lo largo de la triste historia de las persecuciones religiosas.
Hay muchos asuntos importantes que distinguen las creencias y tradiciones de diferentes comunidades religiosas. Muchas religiones organizadas son tan desconfiadas de los católicos como nosotros también podríamos ser de ellos. El diálogo interreligioso es un camino tedioso y difícil. No existen soluciones simples para sanar las divisiones en el cristianismo o conectar las diferencias que separan la fe cristiana de las creencias de los pueblos no cristianos.
Sin embargo, si nos centramos sólo en las dificultades, no progresaremos. Y nuestro quebrantado mundo necesita desesperadamente avances para curar la ignorancia que tan a menudo ha llevado a la confrontación violenta. Con corazones humildes, todos debemos admitir que nuestra ignorancia y falta de compasión han plantado las semillas de odio que han generado tales consecuencias sangrientas a lo largo de la historia e incluso en la actualidad.
El Cardenal Jean-Louis Tauran, presidente del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso, describió bien la situación cuando recientemente escribió en referencia a las discusiones católico-musulmanas: “A menudo me doy cuenta que muchos problemas se deben a la ignorancia en ambos lados. Y la ignorancia genera temor. Para vivir juntos es esencial mirar a aquellos que son diferentes a nosotros con estima, curiosidad benévola y el deseo de caminar juntos”.
Los delegados de una amplia variedad de creencias religiosas en el área de Atlanta se reunieron en Marist School el pasado lunes 29 de agosto, para orar por la paz y recordar a quienes perdieron sus vidas como resultado de la violencia contra ellos como personas de fe. Caminamos juntos en la tristeza pero también con la esperanza de que la intolerancia religiosa y el odio se verán reducidos por nuestro testimonio, incluso aunque nuestra fe haya sido fortalecida a través de la muerte de miembros de nuestras comunidades religiosas. Las ideologías políticas que pretenden ser un reflejo de las creencias religiosas y sin embargo infligen violencia brutal a los inocentes, traicionan la fe que dicen defender, porque la violencia que causan va en contra de toda religión verdadera.
Durante esa reunión en Marist, varios cientos de personas oraron silenciosamente por los dones de la reconciliación y la paz. Escuchamos a varios ministros hablar de sus convicciones religiosas y aspiraciones de convivir unidos en respeto mutuo y armonía.
Todavía hay mucho más que tenemos que hacer para avanzar en la reconciliación y confianza que nuestros credos aspiran en la familia humana. Aquellos cuyas vidas han sido tomadas por actos de violencia merecen nada menos que nuestro esfuerzo sincero para lograr la paz y el respeto mutuo a pesar de nuestras diferencias religiosas.