Lo Que He Visto Y He Oído (29 Octubre 2007)
Published octubre 28, 2007 | Available In English
Por lo general comienzo a escribir mi columna semanal durante el fin de semana, cuando estoy frecuentemente con ustedes en alguna ceremonia parroquial o en una actividad de la arquidiócesis. Durante el fin de semana puedo reflexionar sobre lo que ha sucedido o está sucediendo en nuestra Iglesia local. Esta semana comienzo mi columna mientras vuelo sobre los alpes italianos de regreso de mi viaje a Roma. El tema de esta columna ha estado en mi mente y en mi corazón durante las últimas semanas.
El lunes 5 de noviembre por la mañana seré sometido a una operación de próstata en el hospital de Emory University. Fui diagnosticado con cáncer de próstata en estadio temprano después de una biopsia en septiembre. Luego de haber consultado con otros médicos, he decidido someterme a esta operación como la mejor respuesta a mi problema. Esto significa que estaré fuera de servicio por las próximas semanas. Debo cancelar todos mis previos compromisos por lo menos durante noviembre, y luego comenzar nuevamente en diciembre con un calendario limitado. Me disculpo con aquellos con quienes tenía compromisos de los que ahora debo retractarme. Estoy seguro de que comprenderán. Les pido que prosigan con todas las reuniones que puedan llevarse a cabo sin mi presencia. La Iglesia debe seguir avanzando, aún en mi ausencia. Estoy profundamente agradecido al Arzobispo Donoghue por aceptar encargarse de las ceremonias que pueda atender en mi nombre. También agradezco a los Monseñores Corbett y Zarama por ocuparse de las reuniones y responsabilidades adicionales en mi ausencia. Sé que ustedes los apoyarán mientras guían la obra de la Arquidiócesis durante las próximas semanas. Yo estaré en constante comunicación con ellos dos durante este tiempo.
En diferentes ocasiones durante los años, he instado a nuestros sacerdotes a que cuiden de su salud. Vuelvo a darles este consejo ahora como testigo de mi experiencia personal. Nosotros, los hombres (espero que esto no suene totalmente chovinista), a menudo descuidamos de nuestra salud en forma regular — y los sacerdotes han de estar cerca del tope de la lista en esta categoría. Exhorto a todos mis hermanos a que cuiden de su salud. Exhorto a todos los hombres que pueden estar en condición de alto riesgo a que se hagan examinar por cáncer de próstata o por cualquier otra enfermedad que se puede detectar simplemente con un análisis (damas, ustedes saben que también tienen su propia lista de preocupaciones de salud que necesitan atención pro-activa similar).
Me siento muy tranquilo ante esta situación ya que creo que he recibido consejo medico experto y que tendré el mejor de los cuidados médicos. Toda mi vida he gozado de una salud maravillosa, y anticipo retomar un calendario totalmente activo luego de mi recuperación.
Algunos de ustedes han de preguntarse ahora porque soy tan honesto con respecto a mi salud. Bueno, ustedes son mi familia y tienen el derecho a saber: además, si yo voy a estar ausente durante un mes entero, los rumores serían mucho peor que si les digo la pura verdad de frente. Nunca he estado restringido en mis actividades por tan largo tiempo, y espero poder leer muchas cosas que hasta ahora no he tenido la oportunidad de leer. Anticipo que me sentiré aburrido rápidamente, por lo que necesitaré practicar la paciencia conmigo mismo—ciertamente no es una tarea fácil.
Mientras estaba en Roma recibí el Sacramente de la Reconciliación y lo último que me dijo el confesor franciscano en la Basílica de San Pedro fue que estaba en buenas manos. Estoy seguro de que no era un agente de seguros de Allstate, por lo que supongo se refería a las manos del Padre. Trataré de seguir con mi columna durante la recuperación, pero solo tendré un número limitado de cosas sobre las cuales escribir—sin embargo, trataré; ya veremos.
Pido que recen por mí, y yo les aseguro que lo haré por ustedes.