Lo Que He Visto Y He Oído (27 Noviembre 2008)
Published noviembre 27, 2008 | Available In English
Ésta es una oración sencilla de solo 22 palabras. La mayoría de nosotros la aprendimos cuando éramos niños, y la repetimos a menudo sin pensar en sus palabras ni en la razón por la cual la rezamos. En la oración le pedimos al Señor Bondadoso que nos bendiga y que bendiga los alimentos que nos ha proporcionado su munificencia. Es quizás la oración más conocida para bendecir la mesa, y es indudablemente una oración católica. Esta semana se la rezará muchas veces en las mesas de esta nación donde hay abundancia.
Varias familias han compartido conmigo sus planes de este año para el Día de Acción de Gracias (Thanksgiving). Una de las familias se reunirá con sus parientes en la casa de vacaciones en la Florida. Otra familia se quedará en Atlanta y reunirá a varios familiares del norte de Georgia. Muchos de ustedes viajarán, y muchos otros recibirán en sus hogares familiares que están cerca, y no tan cerca, para compartir juntos esta fiesta civil especial con un corazón lleno de gratitud.
Durante los últimos dos años los supermercados Publix han transmitido un anuncio televisivo mostrando varias familias reunidas en la mesa del Día de Acción de Gracias. Ofrecen un mensaje de agradecimiento, pero este agradecimiento aparece muy flotante y no está orientado. Nunca se menciona a Dios, y con razón porque Publix es un proveedor de comestibles. Venden los productos que nosotros usamos para preparar el banquete del Día de Acción de Gracias. Su negocio no es enseñar a la gente a orar ni a quién debemos dirigir nuestras oraciones. El anuncio es conmovedor, inteligente y humorístico, pero no es religioso.
Enseñar a rezar a las personas es la labor de las comunidades de fe. Nosotros somos los que debemos enseñar a los niños a orar y debemos compartir con ellos las oraciones de nuestro patrimonio religioso. Los padres son los principales maestros de sus hijos con respecto a la fe, así nos dice el ritual bautismal. Aprendemos a orar cuando miramos y escuchamos a la gente que reza; son las mismas pautas de aprendizaje que siguen los pequeños en tantos otros aspectos de la vida. Los niños aprenden a orar con los padres y los abuelos que se toman el tiempo para enseñarles las palabras y luego les muestran el ejemplo de lo que significa la oración en sus propias vidas.
Le damos gracias Dios en esta época del año cuando se colecta la cosecha, y la munificencia de la tierra nos da una razón para admitir una vez más que hemos recibido sin proporción con lo que merecemos por nuestra labor.
En nuestra sociedad tan secular que a menudo busca deshacerse de los vestigios de la fe religiosa, una oración por el Día de Acción de Gracias no tiene orientación y es imprecisa. Pero las personas de fe sabemos con certeza Quién es el que nos ha provisto de la munificencia que gozamos. Los niños necesitan aprender cómo hablar con este Dios Bondadoso. Las oraciones no tienen que ser largas o complejas. No tienen que ser teológicamente complicadas. No tienen que ser innovadoras u originales. Simplemente necesitan estar orientadas y dirigidas a Aquel que nos da todo lo que necesitamos; ¡unas 22 palabras más o menos estarían muy bien!