Lo Que He Visto Y He Oído (6 Noviembre 2008)
Published noviembre 6, 2008 | Available In English
El Concilio Vaticano II forjó la frase “el llamado universal a la santidad”. A esto se refiere la Fiesta de Todos los Santos: honrar a aquellos que han consumado su repuesta al llamado a la santidad. La Fiesta de Todos los Santos nos recuerda que la santidad no es algo que preocupa a unos pocos expertos, sino que es el destino de gente común como ustedes y yo. A través de la Fiesta de Todos los Santos la Iglesia nos recuerda que la gracia de Dios actúa muy cerca de nosotros, con la gente que vive en nuestra calle, con los jornaleros que trabajan como albañiles en la gran cantidad de proyectos de construcción que llenan las calles de Atlanta. La Fiesta de Todos los Santos nos recuerda que todos hemos tenido contacto directo con aquellos que ahora se encuentran en la dicha del reino de Dios. A través de la Fiesta de Todos los Santos la Iglesia nos alienta hacia nuestro destino: estar con todos los que alguna vez estuvieron donde nosotros estamos hoy, con sus desafíos y todo.
La Conmemoración de Todos los Fieles Difuntos es otra expresión del vínculo perdurable del bautismo; juntos oramos pidiendo perdón por los que todavía están esperando lograr la perfección y purificación espiritual en anticipación al encuentro con Dios mismo. Los vínculos de la Iglesia no se rompen con la muerte; estamos llamados a rezar por aquellos que todavía están en tránsito hacia la plenitud de vida con Dios. Estas almas santas pertenecen a la Iglesia y dependen de nuestras oraciones; nosotros podemos ayudarlas con nuestro afecto y atención. Nosotros mismos algún día dependeremos de aquellos que permanecerán después de que nosotros hayamos fallecido.
Todos estamos unidos dentro de la Iglesia, y los que ya se encuentran en la felicidad perfecta con Dios interceden por nosotros en nuestras dificultades. A la vez, nosotros recordamos a los que esperan en la antesala de gloria, cada comunidad asistiendo unos a otros con amor.
Este año la Fiesta de Todos los Santos y la Conmemoración de Todos los Fieles Difuntos presentan una circunstancia especialmente dolorosa para la Arquidiócesis de Atlanta. Nuestros corazones están entristecidos con la reciente pérdida de Mons. Thomas Kenny, sacerdote de la Catedral Christ the King donde sirvió por muchos años. Sin duda, fue uno de los sacerdotes más agradables que he conocido. Su generosa y efusiva devoción con la gente de la catedral fue evidente desde la primera vez que lo vi. Logró que nuestra parroquia más grande siguiera moviéndose con actividades pastorales y energía espiritual. En Christ the King, Mons. Thomas Kenny era el cura de todos: los jóvenes, los ancianos, los recién llegados, los fieles de muchos años, los más tradicionales, y los de espíritu progresista. Él podía hacer que todos se sintieran bienvenidos y en su casa.
Tom respondió al llamado universal a la santidad con su alegría y humor irlandés, y fue un hombre amado por miles de personas dentro de la Iglesia regional. Tom llegó a Atlanta en 1965 de Irlanda recién ordenado sacerdote y comenzó su primer trabajo en Christ the King. Allí finalizó su ministerio en algún momento de la noche del 29 o mañana del 30 de octubre. Rezaremos por Tom y le pediremos al Señor que le perdone todos los pecados que haya cometido. Sin embargo, es posible que la mayoría de nosotros piense que, de los dos días de fiesta que dominan esta época del año, ¡el día que mejor se ajusta a Tom Kenny es probablemente la Fiesta de Todos los Santos!