Lo Que He Visto Y He Oído (17 Septiembre 2009)
Published septiembre 17, 2009 | Available In English
Hace aproximadamente un año y medio atrás fui a visitar el Banco de Alimentos de Atlanta junto con John Berry, director ejecutivo de la Sociedad de San Vicente de Paúl. Allí nos comentaron que los síntomas de la recesión ya se venían percibiendo desde hacía un año por lo menos debido al número de personas que solicitaban los servicios del Banco de Alimentos, al rápido cambio anormal en la cantidad de donaciones de alimentos y materiales, y en la distribución de esos productos que se hacía más rápido que de costumbre.
Los pobres son un claro termómetro de la economía puesto que parece que ellos siempre sienten primero el impacto de un desastre inminente, y son los últimos en recuperarse del de la caída. Hoy en día hay simplemente más personas que necesitan ayuda, y muchos de ellos nunca antes tuvieron que depender de asistencia externa. Los trabajadores pobres son aquellos que durante las mejores circunstancias pueden llegar a fin de mes, pero cuando las cosas se vienen abajo económicamente, se deslizan hacia la categoría de los que necesitan ayuda para satisfacer los gastos ordinarios de subsistencia.
Afortunadamente, tenemos los servicios de la Sociedad de San Vicente de Paúl para organizar el gran trabajo de asistencia para los necesitados. Este esfuerzo, que es un ministerio laico, ha estado en nuestra comunidad por más de 100 años y continúa gozando del apoyo de miles de personas que contribuyen su tiempo y sus recursos a esta noble organización.
El sábado pasado por la noche la Sociedad de San Vicente de Paúl tuvo su tercera gala de recaudación de fondos, y este acontecimiento sobrepasó la suma generada en las dos galas anteriores. La gente de esta Iglesia regional se da cuenta que las necesidades de los pobres han aumentado y que hay mucha más gente en busca de asistencia.
La gala se llamó Una noche de esperanza, y las personas que asistieron fueron sin duda una razón para tener esperanza. Observando a la gente reunida durante la misa de apertura, veía los rostros de cientos de personas muy generosas en todos los aspectos de nuestra comunidad diocesana. Estas personas apoyan a sus parroquias y escuelas, contribuyen a las obras de Caridades Católicas, a la Campaña Anual del Arzobispo, y a muchas otras obras de caridad y de extensión social. Se encuentran entre las miles de personas en la Arquidiócesis de Atlanta que escuchan con sus corazones y responden con amor a las necesidades de sus prójimos. Ellos saben que, frente a sus propios problemas financieros, el pobre está aún más necesitado. Piensan que, mientras ellos necesitan ajustar sus propios planes fiscales en esta época, el pobre no tiene cómo apretarse el cinturón. No me alcanzan las palabras para agradecerles su generosidad y altruismo.
El presentador invitado de esta gala, Padre Ron Rolheiser, OMI, nos hizo recordar que estamos entre las personas más afortunadas del mundo. Tenemos dones formidables que recibimos de las manos generosas del Padre que ama a todos sus hijos. Nuestros actos de generosidad son una manera de reflejar el amor que el Padre siente por todos nosotros. Somos llamados a amar con un corazón grande. Le agradezco a cada uno de ustedes por preocuparse por los más necesitados y por ayudar a los grupos de San Vicente de Paúl.