Lo Que He Visto Y He Oído (29 Enero 2009)
Published enero 29, 2009 | Available In English
Por lo tanto, durante esta semana celebraré misa en las escuelas Our Lady of Victory, Queen of Angels, y Christ the King. El tema de la semana es “Las Escuelas Católicas Celebran el Servicio.” Las escuelas católicas en los Estados Unidos son un tesoro y han sido el fundamento de la fe y del servicio para muchos millones de católicos del país. Muchos adultos conservan recuerdos de monjas, hermanos, sacerdotes y maestros laicos que los instruyeron, formaron y estimularon en las escuelas parroquiales del país cuando eran niños. Algunos adultos, como yo, se iniciaron en la Iglesia católica por medio de una escuela católica de algún barrio.
También muchos de nosotros tenemos el triste recuerdo de saber de alguna querida escuela católica (a la cual fuimos nosotros o nuestras familias) que cerró a causa de los cambios en población, el deterioro de los edificios o, por lo general, por problemas financieros. Todos los obispos han tenido que enfrentar cartas de disgustos y confrontaciones que a menudo acompañaban el anuncio de cierre de una escuela parroquial honorable—como si el obispo hubiese querido o decidido de manera desalmada y arrogante cerrar una escuela.
En los tres primeros concilios plenarios de Baltimore en 1852, 1866 y 1884 (temprano precursor de la Conferencia de los Obispos de USA), se hizo referencia a las escuelas católicas. Se estimuló a todas las parroquias a que tengan escuela católica para que todos los padres católicos enviasen a sus hijos a estas escuelas parroquiales; que las parroquias ofrezcan enseñanza gratuita en estas escuelas; y que estas escuelas sean provistas con el personal religioso disponible. Obviamente no todos los decretos son mundialmente factibles, pero estas reuniones de los obispos de los Estados Unidos indicaban el fuerte apoyo que ya tenían en ese entonces las escuelas católicas.
Aquí, en la Arquidiócesis de Atlanta, nuestro proceso de planificación estratégica tiene un componente y un procedimiento específicos para hacer la revisión de nuestras escuelas católicas, y ahora estamos en espera de sus recomendaciones. Las escuelas católicas de hoy dependen del servicio generoso y entusiasta de nuestro personal laico, tanto como las escuelas católicas del pasado dependían del servicio magnánimo de hombres y mujeres religiosos. La matrícula de nuestras escuelas es muy alta y está por encima de la capacidad de mucha de nuestra gente. Nosotros continuamos tratando de encontrar la forma de proporcionar asistencia fiscal a las familias que desean enviar a sus hijos a las escuelas católicas. Es necesario que sigamos haciendo mucho más.
Aunque en la Arquidiócesis de Atlanta no nos enfrentamos a menudo con el cierre o la fusión de escuelas católicas, debemos encontrar una forma más equitativa de proporcionar su financiación y de hacerlas más accesibles a aquellos con medios financieros limitados. Las escuelas católicas deben servir a todo el espectro de nuestra gente, así como también a aquellos que desean educar a sus hijos en escuelas católicas aún cuando ellos mismos no son católicos. Las escuelas católicas son una bendición para una comunidad porque traen la fe y el aprendizaje dentro de la misma aula para aquellos niños que tienen la fortuna de gozar de esta oportunidad.
Me encanta ir a visitar nuestras escuelas, ya sea durante la Semana de las Escuelas Católicas o durante el año. Estas instituciones de fe y aprendizaje me recuerdan a la escuela católica en Chicago a la que yo asistí y que luego me condujo a la pila bautismal.