Meditación para Semana Santa
Published abril 16, 2014 | Available In English
Durante mi tiempo como párroco, algo que siempre me llamo la atención en la celebración del Jueves Santo, fue la dificultad en conseguir los voluntarios para el lavatorio de los pies, muchas veces hasta el último momento, rogaba por voluntarios para completar el número de los 12.
No he podido comprender la razón, pero pienso que como Pedro, es la falta de humildad. Es la humildad la clave para vivir plenamente nuestra semana santa. No es suficiente aclamar a Jesús como rey el domingo de Ramos, pues todos buscaríamos solamente un lugar en su corte, sino vivir esa invitación que Jesús nos hace para servirnos.
¿Cuánto nos cuesta dejarnos servir, dejarnos ayudar, decirle si al Señor?
El lavatorio de los pies, es una invitación de Jesús, que busca servirnos en nuestras necesidades, perdiendo el miedo de hacer un alto en nuestro caminar, para permitir a nuestros pies un alivio y al Señor una oportunidad para mostrarnos el rumbo, la dirección que a la vida debemos darle. Jesús nos sirve desde la cruz, donde muriendo a causa del cáncer de nuestros pecados, se nos ofrece como esa medicina, como esa terapia, para restaurar la salud del alma, y la dignidad que tenemos como seres humanos, creados a imagen y semejanza de Dios.
Para poder vivir plenamente este misterio del amor de Jesús, por cada uno de nosotros con humildad, debemos dejar que Él se nos aproxime, y lave todo aquello que afea nuestro ser, nuestros corazones, y de esta forma tomar parte en la celebración del triduo pascual.
Es participando el Jueves Santo en la celebración de la institución de la Eucaristía, para vivir el desprendimiento de Jesús, que dándonos ese ejemplo de servicio en el lavatorio de los pies, se nos ofrece en la última cena, convirtiéndola en el banquete del alma al quedarse en el pan y el vino, su cuerpo y su sangre; que generosidad, el Nuevo Cordero Pascual.
El viernes Santo acompañamos al Señor en esa solemne ceremonia de la pasión. La iglesia, el templo, el altar, están despojados de todo, como Jesús fue despojado de todo, para morir por nosotros en la cruz. Este día nos invita a reflexionar y buscar despojarnos de todo aquello de lo cual hemos dependido y que nos ha alejado de la vida del Señor. Al reconocer, aceptar y dejar morir todo aquello, es de la única forma como podremos celebrar la Resurrección de Jesús, y la nuestra, para vivir esa nueva vida que Él nos ofrece.
La Pascua nos invita a vivir en la humildad, para poder con Cristo, participar en ese misterio de servicio, de vida y de Amor. Nuestra Semana Santa, nuestros días santos, son un llamado de Jesús, a través de Su Iglesia, a la conversión del corazón, para celebrar el don de la Vida- Jesús mismo.