Georgia Bulletin

The Newspaper of the Catholic Archdiocese of Atlanta

Dirijamos nuestras plegarias a los siervos de Dios 

By OBISPO JOEL M. KONZEN, S.M.  | Published mayo 25, 2023  | Available In English

Hace poco, el Obispo Shlesinger escribió en su columna sobre la Madre María Alfonsa, una de las fundadoras de las Dominicas de Hawthorne, las hermanas a cargo del Hogar de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro en Atlanta, mencionando el inició de su proceso de santificación y pidiéndonos que oráramos por esa causa. 

Bishop Joel M. Konzen, S.M.

La petición para verificar una vida santa se llama causa de canonización. Aunque la Iglesia Católica ahora mantiene registros detallados sobre las personas que han sido reconocidas oficialmente como pertenecientes a la Comunión de los Santos, el mantenimiento de dichos registros era menos preciso antes de la Edad Media.

Además, se han admitido grupos de mártires de diferentes épocas, lo que hace que sea cada vez más difícil saber la cifra exacta de aquellos que han sido identificados como santos. Lo cierto es que más de 10.000 personas han sido declaradas miembros de la Comunión de los Santos.

El proceso para declarar que una persona tiene virtud santa comienza cuando la diócesis en la que murió el aspirante a santo presenta una solicitud formal al Dicasterio para las Causas de los Santos, una de las cerca de 20 oficinas que llevan a cabo las actividades oficiales y a las que algunas veces simplemente nos referimos como “el Vaticano”. Un candidato a la santidad es conocido en la primera etapa como Siervo de Dios. En esta fase, se lleva a cabo una investigación para determinar si la persona vivió una vida de virtud heroica. De ser así, se envía una recomendación al Santo Padre para que la declare como Venerable.

Por ejemplo, el Padre Jean-Claude Colin, fundador de la Sociedad de María, a la que pertenezco, ha sido declarado Venerable. Otros que son venerables son el Papa Pío XII, Pierre Toussaint, el Padre Nelson Baker, la Madre Catherine McAuley y el Padre Augustus Tolton.

El siguiente requisito que debe cumplir un candidato a la santidad es la verificación de un milagro atribuido a su intercesión a favor de alguien en necesidad. Dichos milagros generalmente involucran un evento médico, uno que se considera fuera de toda explicación natural. Este hecho daría fe de la unión del candidato con Dios y el poder de intercesión, pero las oraciones de sanación deben haber sido dirigidas solo a través del candidato en cuestión. Verificar tal milagro permitiría que el Santo Padre pudiera avanzar al candidato al estado de Beato, llamándolo así ‘beatificado’.

Entre los actualmente seleccionados para ser beatos están Carlo Acutis, el Padre Stanley Rother, la Hna. Elena Aiello, el pintor Fra Angelico, el Padre Miguel Pro, el Padre Michael McGivney, el Papa Pío XI y la Hna. Sara Salkahazi. 

Alguien que es beato puede ser venerado en algunas circunstancias junto con los santos, como lo es actualmente el Beato Carlo Acutis. El Arzobispo Hartmayer ha obtenido una de sus reliquias. Entonces se convierte en la tarea del Dicasterio para las Causas de los Santos verificar un segundo milagro atribuible al individuo, siguiendo el mismo procese que se llevó a cabo para verificar el primer milagro. Si el Santo Padre está de acuerdo en que la persona ha demostrado acciones consideradas santas, entonces puede declararla santa, lo que significa que está con Dios y puede ser venerada públicamente como uno de los santos de la Iglesia. Podría añadirse una celebración local o universal del santo en el calendario de la Iglesia.

Los santos recientemente canonizados incluyen a San Juan Pablo II, Santa Teresa de Calcuta, Santa Jacinta y San Francisco Marto, San José Sánchez del Río, San Junípero Serra y San Juan Enrique Newman.  

Cuando oramos por cualquier necesidad, especialmente aquellas que parecen requerir una intercesión milagrosa, se nos invita a dirigir nuestras oraciones a una de las personas en el camino a la santidad, solicitando así la ayuda de un santo ayudante reconocido y contribuyendo a su causa de canonización.