Georgia Bulletin

The Newspaper of the Catholic Archdiocese of Atlanta

Restaurando una visión mundial bíblica

By OBISPO BERNARD E. SHLESINGER III | Published septiembre 2, 2022  | Available In English

“Quienes tienen oídos, que escuchen la Palabra de Dios”.

Bishop Bernard E. Shlesinger III

Bishop Bernard E. Shlesinger III

Muchos de nosotros hoy nos estamos formando y educando frente a una pantalla en lugar de un ambiente familiar de oración que incluya un momento de reflexión comunitaria sobre la Palabra de Dios. La narrativa del mundo secular sobre lo que puede ser moralmente correcto e incorrecto está tomando rápidamente el lugar de una visión mundial bíblica. Dios Padre y Creador solo es visto como aquel que “nos observa desde la distancia”, desde un lugar en las gradas del cielo y, lamentablemente, alguien a quien no escuchamos por encima del ruido de los medios.

Los padres cristianos no reciben mucho apoyo de esa visión mundial secular. Un padre o una madre puede ser acusado ​​de faltar al respeto a la individualidad de su hijo si “impone” sus creencias sobre temas como la identidad de género, el matrimonio y la vida en el útero. Las escuelas públicas se aseguran de que Dios quede fuera de la educación e “imponen” sus propios puntos de vista, privando a nuestros jóvenes del pan diario de Dios. Jesús se convierte para muchos en un mero maestro ético más que en el Camino, la Verdad y la Vida.

Satanás se esfuerza por silenciar la voz de Dios separándonos a todos de su Palabra. Su mensaje se centra en la libertad como una licencia para hacer lo que queremos, para ser autosuficientes y para alcanzar la autorrealización sin escuchar la Palabra de Dios.

Necesitamos motivarnos mutuamente a escuchar la Palabra de Dios para recordar que él no se ha alejado ni está en silencio. Así como no lo recuerda la Iglesia: “Porque en los sagrados libros el Padre que está en los cielos se dirige con amor a sus hijos y habla con ellos; y es tanta la eficacia que radica en la palabra de Dios, que es, en verdad, apoyo y vigor de la Iglesia, y fortaleza de la fe para sus hijos, alimento del alma, fuente pura y perenne de la vida espiritual”. (Dei Verbum 21)

Algunos de nosotros estamos despertando y redescubriendo cómo hacer que las Escrituras sean parte de nuestro alimento diario. A menudo, a través de un versículo de las Escrituras, he experimentado algo que ha cambiado la dirección de mi vida o que me ha hecho sentir una calma inmediata en momentos de ansiedad causados por una situación determinada. Esta reflexión podría tomar solo unos minutos al día, y puede comenzar simplemente meditando sobre las lecturas de la misa diaria que se encuentran en el sitio web de la USCCB bible.usccb.org/daily-bible-reading o siguiendo la popular serie “La Biblia en un año” del Padre Michael Schmitz. Recursos como estos pueden ayudar a promover el estudio de la Biblia en la familia o entre amigos.

El papel del clero, los padres y los maestros debe apuntar a restaurar una visión mundial bíblica preparando el suelo del alma para recibir la Palabra de Dios. Los Apóstoles establecieron esto como una prioridad de su ministerio: “No es justo que descuidemos el ministerio de la Palabra de Dios para ocuparnos de servir las mesas” (Hechos 6:2). La Palabra de Dios no está hecha para caer en el camino, pedregoso o entre espinos; más bien “¡El que tenga oídos, que oiga!” de nuevo la voz de Dios (Mt 13:9). Oremos para que la visión mundial bíblica vuelva a ser parte de nuestra conciencia, nuestras familias y nuestras comunidades, porque “El hombre no vive solamente de pan, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Deuteronomio 8:3; Mt. 4:4).