Georgia Bulletin

The Newspaper of the Catholic Archdiocese of Atlanta

Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión

By Arzobispo Gregory Hartmayer, OFM Conv. | Published octubre 14, 2021  | Available In English

En la Solemnidad de la Conversión de San Pablo, el 25 de enero de 1959, el Papa San Juan XXIII hizo uno de los anuncios más importantes de su papado, el cual continúa teniendo consecuencias en la vida de la Iglesia en la actualidad. Anunció un sínodo diocesano para Roma y un concilio ecuménico para la Iglesia universal, en el cual enfatizaba que el propósito de la iniciativa no era cambiar la doctrina, sino abrir las ventanas y dejar entrar al Espíritu Santo.

A lo largo de la historia de la Iglesia, los concilios ecuménicos han sido momentos importantes en la vida eclesiástica. En los primeros siglos del cristianismo, estos concilios eran convocados por el emperador. A veces, se realizaban para condenar herejías y formular artículos de fe. Con el paso del tiempo, se convocaron para abordar temas como la liturgia, la disciplina clerical y la infalibilidad papal. A través de la historia de la Iglesia se han celebrado 21 concilios ecuménicos.

Si bien el concepto de concilio ecuménico era bien conocido, el enfoque del Papa San Juan XXIII fue claro desde el principio. La Iglesia debe leer las “señales de los tiempos” y ser capaz de abordar las preocupaciones de la era moderna. Obispos de todo el mundo se reunieron en la Basílica de San Pedro durante varios años. En 1965, el Papa San Pablo VI clausuró solemnemente el Concilio, promulgó los diversos documentos que se habían preparado y estableció el Sínodo de los Obispos para hacer un mayor uso de la asistencia de los obispos de todo el mundo en pro del bien de la Iglesia universal.

El 17 de octubre de 2015, nuestro Santo Padre, el Papa Francisco, dio un importante discurso en una ceremonia para conmemorar el 50 aniversario de la Institución del Sínodo de los Obispos, afirmando que, desde el comienzo de su papado, ha buscado “mejorar el Sínodo, que es uno de los legados más valiosos del Concilio Vaticano II”.

El Sínodo de los Obispos es un grupo de obispos de todo el mundo elegidos por el Papa para ayudarlo en su papel de pastor universal y fomentar, al mismo tiempo, una unidad más estrecha entre él y los obispos de todo el mundo. La palabra “sínodo” es una combinación de dos palabras griegas: sol (que significa “con”) y hodos (que significa “un camino juntos”). Esta palabra representa un recorrido de compañeros marcado por la camaradería y el compartir, el cual corresponde a la imagen de pueblo peregrino de la Iglesia.

Para la noción de sínodo es fundamental escuchar. En palabras del Papa Francisco, “Una Iglesia sinodal es una Iglesia de la escucha, con la conciencia de que ‘escuchar es más que oír’. Es una escucha recíproca en la cual cada uno tienen algo que aprender. El Pueblo fiel, el colegio episcopal, el obispo de Roma: todos escuchándose unos a otros, y todos escuchando al Espíritu Santo, el ‘Espíritu de la verdad’ para conocer lo que ‘dice a las Iglesias’”.

En la sociedad actual, se hace mucho énfasis en el debate y la discusión. Todos tienen una opinión, desde la religión hasta la política y muchas otras áreas. Las personas más vocales son a menudo las únicas que se escuchan. La retórica se carga y la cortesía y el respeto mutuo con demasiada frecuencia se excusan. Esto también puede suceder dentro de la Iglesia y puede generar división y resentimiento. Es por eso que el Santo Padre ha subrayado la importancia de la escucha. Escuchar es respetar la dignidad de todo ser humano y su derecho a expresarse y ser escuchado.

Sinodalidad es un término que el Papa Francisco ha utilizado en varias ocasiones a lo largo de su papado, así que cuando anunció que el tema de la asamblea del Sínodo de los Obispos 2023 era: “Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión”, no fue una sorpresa.

El sínodo sobre la sinodalidad

En un discurso conmemorativo del cincuentenario de la institución del Sínodo de los Obispos, el Papa Francisco afirmó que “el mundo en el que vivimos, y que estamos llamados a amar y servir también en sus contradicciones, exige de la Iglesia el fortalecimiento de las sinergias en todos los ámbitos de su misión”. Para ello, hizo una invitación a todo el Pueblo de Dios a participar en el Sínodo de 2023. El pontífice ha iniciado un proceso de consulta en toda la Iglesia, primero en parroquias y diócesis, y luego en los organismos nacionales y regionales. Dicho proceso culminará con la reunión del Sínodo de los Obispos en Roma en octubre de 2023.

El papa Francisco celebra misa en la Basílica de San Pedro en el Vaticano el 10 de octubre de 2021 para abrir el proceso que conducirá a la asamblea del Sínodo mundial de los obispos en 2023 Foto CNS/Remo Casilli , Reuters

El Santo Padre ha enmarcado el sínodo como escuchando el grito de los pobres y llegando a aquellos que están al margen de la sociedad. La Secretaría General del Sínodo de los Obispos ha publicado dos documentos muy detallados. El primero, es un documento preparatorio, el cual contiene una reflexión teológica sobre la sinodalidad. El segundo, es un Vademécum (o manual), destinado a quienes dirigen el proceso de consulta en la fase diocesana desde octubre de 2021 hasta abril de 2022.

La primera fase de esta jornada es recoger la experiencia vivida de la sinodalidad en la Iglesia local. Es un tiempo de “escucha” guiado por el Espíritu Santo. Las tres dimensiones del tema del sínodo son: comunión, participación y misión. Según el Documento Preparatorio, estas dimensiones están profundamente interrelacionadas.

La comunión tiene en sus raíces el amor y la unidad de la Trinidad y se expresa en la alianza de Dios con su pueblo. La participación es un llamado para que todo el Pueblo de Dios se comprometa a escucharse profunda y respetuosamente bajo la guía del Espíritu Santo. Finalmente, la misión implica evangelización. Todos estamos llamados a dar testimonio del amor de Dios en medio del mundo.

La fase arquidiocesana

La fase arquidiocesana del Sínodo comenzará con la celebración de una solemne misa de apertura a las 10:30 a.m., el domingo, 17 de octubre, en la Catedral de Cristo Rey, en Atlanta. El proceso de consulta continuará hasta abril de 2022. La idea y las preguntas que guiarán el proceso serán:

“En una Iglesia sinodal, que anuncia el Evangelio, todos ‘caminan juntos’: ¿cómo se realiza hoy este ‘caminar juntos’ en la propia Iglesia particular? ¿Qué pasos nos invita a dar el Espíritu para crecer en nuestro ‘caminar juntos’?

Al reflexionar sobre esta pregunta, se nos invita a considerar lo que el Espíritu Santo nos pide en nuestra Iglesia local. Esto incluye un reconocimiento de las dificultades, obstáculos y heridas que nos han afectado. La escucha y el discernimiento están en el corazón del proceso sinodal; estos requieren el valor para hablar y la humildad para escuchar. El proceso consistirá en sesiones de escucha en las que todos los que deseen hablar sobre cualquier tema que se relacione con la Iglesia y su ministerio sean libres de hacerlo. El secretario del Comité del Sínodo tomará notas en cada una de estas sesiones de escucha. Todos están invitados. Algunas personas serán invitadas específicamente debido a su papel dentro de la Iglesia, mientras que otras serán invitadas a nivel general.

Se nos ha pedido que nos acerquemos especialmente a aquellos que se sienten alienados de la Iglesia. Los comentarios de las sesiones de escucha se recopilarán en la arquidiócesis y luego se enviarán a la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos, donde se preparará un documento que resume los comentarios hechos a través de los Estados Unidos el cual se enviará a Roma.

El sínodo es una invitación para que todas las diócesis emprendan un camino de profunda renovación inspiradas por la gracia del Espíritu de Dios. Las pautas de esta convocatoria nos recuerdan que:

— El objetivo es lograr la participación del mayor número posible de personas, para escuchar la voz viva de todo el Pueblo de Dios.

— Esto no es posible a menos que hagamos esfuerzos especiales para llegar activamente a las personas donde se encuentran, especialmente a aquellas que a menudo son excluidas o que no están involucradas en la vida de la Iglesia.

—Debe haber un claro enfoque en la participación de los pobres, los marginados, los vulnerables y los excluidos para escuchar sus voces y experiencias.

— El proceso sinodal debe ser sencillo, accesible y acogedor para todos.

Los recursos asociados con el próximo sínodo están disponibles en línea en https://www.synod.va/en.html. La página arquidiocesana del sínodo es https://archatl.com/synod.

El próximo sínodo es un momento de gracia en la vida de la Iglesia. Una oportunidad para que todos experimentemos un nuevo Pentecostés. Los invito a participar plenamente en el proceso de consulta que está por comenzar. Pido al clero, los religiosos y los fieles laicos de la Arquidiócesis de Atlanta que oren por la Iglesia mientras se prepara para este importante esfuerzo espiritual.

Como arzobispo de esta arquidiócesis, es mi esperanza que todos participaremos fructíferamente y nos beneficiemos del sínodo a nivel arquidiocesano, escuchándonos unos a otros mientras compartimos nuestras “historias”, experiencias y esperanzas para la Iglesia en este momento tan emocionante de su historia. Continuaré manteniéndolos informados a medida que avancen los planes.

¡Ven Espíritu Santo y renueva la faz de la tierra!