Georgia Bulletin

The Newspaper of the Catholic Archdiocese of Atlanta

Photo By Michael Alexander
Jody Duffy, left, came on as the director of PATH (Post Abortion Treatment and Healing) in March 2016. Mary Ann McNeil, right, who founded the nonprofit in 1996 and served as its director for 20 years, remains a board member of the organization that serves to support and educate individuals in all aspects of post abortion trauma.

Roswell

PATH ofrece alivio espiritual al dolor del aborto

By NICHOLE GOLDEN, Staff writer | Published septiembre 7, 2017  | Available In English

ROSWELL—Jody Duffy, quien se convirtió en directora del programa de Tratamiento y Recuperación Post Aborto (Post Abortion Treatment and Healing) en marzo de 2016, conoce por experiencia propia el sufrimiento emocional y espiritual causado por el aborto, pero también conoce sobre el perdón disponible.

En su trabajo con PATH, Duffy ayuda a hombres y mujeres, haciendo un énfasis especial en militares veteranos, que sufren por causa de una decisión previa o reciente de abortar.

Duffy, quien es madre y abuela, encontró consuelo después de asistir a una Misa por Aquellos que no Llegaron a Nacer en el Santuario de Immaculate Conception en 2000. Veinte años después de haber tenido un aborto.

“Fui allí porque era tiempo”, dijo Duffy, refiriéndose a su asistencia a la misa. Su aborto ocurrió cuando ella tenía 21 años y servía en las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos.

Duffy descubrió a PATH después de asistir a la misa y participó en uno de sus retiros. Después de recuperarse emocionalmente de su propio aborto, comenzó a dirigir estudios bíblicos y retiros para el ministerio en Rachel’s Vineyard.

Cuando Mary Ann McNeil, fundadora y directora de PATH, decidió retirarse para pasar más tiempo con su familia, le pidió a Duffy que considerara encargarse del liderazgo del programa. McNeil, quien obtuvo una licenciatura y una maestría en trabajo social, comenzó el ministerio en 1996 después de notar las necesidades insatisfechas de las mujeres que habían tenido experiencias con el aborto.

“Si no fuera por Mary Ann, yo no estaría aquí”, dijo Duffy.

PATH ayuda a las personas a enfrentar su culpa y remordimiento, y a volver a conectarse con Dios. Este paso hacia la sanación llevó a Duffy a involucrase en actividades pro-vida, incluyendo un viaje a la capital del país para participar en la Marcha por la Vida (March for Life), en la cual compartió su testimonio sobre el aborto.

“Nunca hubiera tenido las agallas de ir a Washington, D.C. Esto me dio el valor para hacer lo que hago actualmente”, dijo Duffy.

“Cuando encuentras alivio, obtienes confianza”, dijo McNeil.

A menudo mujeres y hombres que han recibido el Sacramento de Reconciliación, todavía sufren debido a los efectos causados por el aborto y la pérdida.

“Nosotros podemos ayudarlos con el proceso de duelo”, dijo McNeil. “La gente se guarda todos estos síntomas”.

“Casi todos los que conocemos se culpan a sí mismos”, dijo Duffy.

Los voluntarios de PATH también ayudan a quienes tienen rencor contra aquellos que contribuyeron a su decisión de abortar.

“Eso es algo muy común”, agregó Duffy.

Las Escrituras ofrecen sanación

Los grupos de estudio bíblico de PATH se reúnen en diversos lugares de la arquidiócesis. Los hombres y las mujeres asisten a grupos diferentes, pero van a los retiros juntos.

Un nuevo grupo de estudio comenzará el 11 de octubre en el área de Marietta-Roswell los miércoles en la mañana.
El método de estudio bíblico utilizado es “Salva Uno” (Save One). Los libros de estudio están divididos en capítulos similares a las etapas de duelo. Cada uno requiere buscar un pasaje en las escrituras, el cual se refiere a la emoción de la que trata el capítulo. Los participantes escriben en un diario los temas relacionados a la Escritura. Esta forma de estudio ayuda a vincular el pasaje de la Escritura con la vida real y a aplicarlo a su experiencia individual.

PATH trabaja confidencialmente y realiza asesorías para ver si los clientes necesitan consejería profesional para la depresión y la ansiedad, o ayuda con abuso de sustancias.

Algunos de los síntomas producidos después de un aborto pueden incluir la incapacidad de perdonarse a sí mismo, carencia de emociones, culpa, vergüenza, tristeza o depresión. A menudo la gente recurre al alcohol o las sustancias para camuflar el dolor.

PATH tiene una variedad de clientes, incluyendo mujeres mayores, parejas y, cada vez con mayor frecuencia, hombres que perdieron hijos a través del aborto.

El retiro de PATH es “un lugar seguro”

Steve Balmes asistió a un retiro de PATH hace ocho años.

“Tuve una experiencia de aborto. La había enterrado en lo más profundo y sabía que necesitaba sanación”, dijo.

Él le había confesado a un sacerdote su papel en el aborto que eligió su ex novia, pero inicialmente no estuvo abierto a trabajar más emocionalmente o a asistir a un retiro. Un año, durante el Congreso Eucarístico, Steve habló con una voluntaria de PATH. Él había visto las fechas del retiro publicadas en The Georgia Bulletin antes de su encuentro.

“Recuerdo haber pensado, voy a poner esto en mi calendario”, mencionó.

La voluntaria le dijo a Balmes que oraría por él.

Durante el trayecto al retiro, se encontraba nervioso y pensó, “¿cómo van a mirarme estas mujeres a mí?”

Sacó un rosario que recibió del Padre Paul Moreau.

“Tan pronto como mi mano tocó el rosario, sentí que Dios me iba a pedir que lo entregara”, dijo Balmes.

Él se opuso debido a su apego sentimental a la camándula.

Cuando la voluntaria del congreso lo vio llegar, comenzó a llorar.

Balmes examinó a los demás asistentes y notó a una mujer joven con un exterior duro junto a su novio.

“Ella realmente estaba enfadada con el mundo”, recordó.

Cuando se dividieron en pequeños grupos, la actitud de la mujer cambió.

“Ella era una persona totalmente diferente a lo que aparentaba”, comentó.

Estar en el mismo grupo que esa joven, “me ayudó a regresar a ese momento en el tiempo”, dijo Balmes.

“Le dije al grupo que había sanado, pero que todavía me faltaban mucho”.

La hermana religiosa que dirigía el grupo ayudó a Balmes a reflexionar si había hecho todo lo posible para evitar el aborto. Él se dio cuenta de que había bloqueado experiencias y conversaciones de esa época.

“Mi novia me dijo, ‘estoy embarazada y no hay nada que puedas hacer al respecto'”, recordó Balmes, admitiendo haberse hecho pasar por víctima, pero la hermana lo retó de una manera constructiva. Balmes se refirió a esa experiencia como algo que “cambió su vida”.

Más tarde la hermana preguntó, “¿Alguien tiene un rosario de sobra?”. Era para la joven que había llegado tan enfadada.

Balmes dijo, “Ese era el rosario que yo había conservado por tantos años, sin embargo lo coloqué en sus manos”.

A través del retiro, Dios habló con Balmes y él ayudó a alguien más.

“El retiro de PATH me permitió tener un lugar seguro”, mencionó.

Balmes ahora tiene cinco hijos y recientemente compartió su experiencia de aborto con sus dos mayores.

El retiro le ayudó a fortalecer su matrimonio y a profundizar su relación con su esposa.

“Creo que Dios utiliza muchas cosas trágicas para mostrarnos la belleza a través de ellas”, dijo Balmes.

Haber encontrado sanación después de su experiencia de aborto, le permitió involucrase más activamente en las actividades pro-vida y seguir el llamado de Dios.

Como una máscara de aire, PATH le ayudó a respirar. “El retiro te da ese tiempo”, dijo.

Preocupación por militares veteranos

Duffy también enfoca sus esfuerzos en ayudar a militares veteranos después de un aborto. Ella dijo que los embarazos no deseados son 50 por ciento más comunes en el ejército que en el resto de la población.

Muchos miembros en servicio sienten que tienen menos opciones que aquellos en la vida civil. Pueden estar más propensos a elegir un aborto si se enfrentan a la suspensión de un entrenamiento, a ser reasignados, o si comprometen sus carreras militares, señaló.

“Independientemente de las circunstancias de los embarazos y los abortos, nos enfrentamos a un número significativo de mujeres militares y de veteranos que sufren en silencio por las decisiones que tomaron durante el tiempo que sirvieron a nuestro país”, escribió Duffy en el boletín de PATH de la primavera. “Yo entiendo. También soy una veterana que una vez estuve en ese lugar. Es por eso que los servicios que ofrecemos a los veteranos a través de PATH son tan importante para mí”.

Duffy y los voluntarios asisten a numerosos eventos de veteranos con materiales del ministerio y crean conciencia sobre un problema del que raramente se habla. La Fundación Católica del Norte de Georgia otorgó un subsidio de $2.000 a PATH para continuar con sus esfuerzos.

Duffy se graduó de la Universidad del Sur de Illinois con un título en ciencias ambientales y recibió una comisión como teniente segundo en la rama de inteligencia del Ejército de los Estados Unidos. Conoció a su esposo de 35 años, el Mayor General Bill Duffy (retirado), cuando se encontraba sirviendo en Arizona. Asistió a la escuela de enfermería y trabajó como enfermera y educadora de salud. Ellos tienen tres hijos y varios nietos.

Los clientes a los que PATH sirve se convierten en sus mejores embajadores, señalaron McNeil y Duffy.

Lo que McNeil logró años atrás, “fue realmente innovador”, dijo Duffy. “Es algo que continúa creciendo cada vez más”.

“La sanación proviene de las Escrituras”, respondió McNeil.

Dios puede utilizar las experiencias de los clientes para ayudar a otros a evitar el aborto en primer lugar, señaló la ex directora. “PATH no excusa el aborto”, aclaró Duffy. Ese es un concepto erróneo que algunos tienen acerca del ministerio.

Algo increíble sucedería, dijo Duffy, si todos los que sufren debido a los efectos del aborto buscaran este tipo de sanación.

“Tendrías la organización pro-vida más grande de mundo”, dijo. “Mary Ann comenzó algo maravilloso”.