Georgia Bulletin

The Newspaper of the Catholic Archdiocese of Atlanta

Photo By Michael Alexander
(Clockwise from center) Audree Vaughn of St. Paul of the Cross Church, Atlanta, and Beverly Fox and Bill Richards of Christ Our King and Savior Church, Greensboro, sit in on the third and final session of the consultation program for parish leaders entitled "Young Adults and the Catholic Parish."

Smyrna

Líderes parroquiales locales obtienen información sobre cómo llegar a la generación “milenio”

By ANDREW NELSON, Staff writer | Published abril 6, 2017  | Available In English

Brett Robinson, Ph.D., from the McGrath Institute for Church Life at the University of Notre Dame, was one of three presenters during the session for parish leaders. Here he conducts a presentation on “Markers of a Digital Culture.” Photo By Michael Alexander

SMYRNA—Casi todo el mundo tiene un smartphone, el cual se ha convertido en la nueva catedral, el centro de la cultura, un repositorio de la memoria, una expresión de identidad, además de ser una maravilla de la tecnología.

Durante su conferencia en la arquidiócesis el 30 de marzo, algunos eruditos de la Universidad de Notre Dame cuestionaron si estos aparatos de pantalla táctil están creando un hambre en los nativos digitales que las experiencias religiosas pudieran satisfacer.

La gente de hoy desea cada vez más individualidad y autenticidad, y pueden ser las costumbres centenarias de la fe católica las que atraigan a esta generación.

“El catolicismo es una religión que habla sobre la encarnación. La tecnología es contraria a la encarnación”, dijo Brett Robinson, del Instituto McGrath para la Vida Eclesiástica de la Universidad de Notre Dame.

Mientras que las comunidades pueden formarse virtualmente, existe una diferencia entre reenviar un mensaje de Twitter y encontrarse con alguien frente a frente.

“Es la práctica corporal la que forma los vínculos”, comentó.

De hecho, el Padre Gaurav Shroff, vicario parroquial de St. Andrew Catholic Church en Roswell, dijo que la parroquia puede ser un lugar para que los adultos jóvenes sin rumbo fijo puedan encontrar un lugar donde anclar. Es importante responder a la necesidad creada a media que la tecnología florece.

“Hay un sentido de pérdida de la humanidad. Tenemos que reeducarnos a nosotros mismos sobre cómo ser humanos”, señaló.

‘Buscando entendimiento y soluciones’

Más de 100 líderes ministeriales de todas partes de la arquidiócesis pasaron enfocados en los adultos jóvenes y la Iglesia el jueves, 30 de marzo. En un programa organizado por la Oficina de Formación y Discipulado, eruditos del Instituto McGrath compartieron ideas sobre hombres y mujeres que crecieron en la era digital, conocidos como “adultos emergentes”.

Los oradores de Notre Dame expusieron a grandes rasgos las corrientes culturales que forman las vidas de la generación “milenio”, desde el surgimiento de la era digital hasta la búsqueda de la autenticidad de esta generación, que ahora supera en número a los “baby boomers”.

Retener a los católicos de la generación “milenio”, aquellos nacidos entre 1981 y 1998, es cada vez más difícil. Cada día menos personas en sus 20s y 30s están interesadas en la Iglesia Católica. El Pew Research Center encontró que en 2014 solo el 16 por ciento de la generación “milenio” se consideraba a sí misma católica en comparación con un 23 por ciento de los “baby boomers”. A media que el grupo se aproxima a la edad del matrimonio, ese sacramento también es abandonado. Los matrimonios por la Iglesia Católica en los Estados Unidos entre 2010 y 2016 disminuyeron en un 13 por ciento, informó el Center for Applied Research in the Apostolate de la Universidad de Georgetown.

Amy Daniels, directora de la Oficina de Formación y Discipulado, dijo que la gran participación demuestra que los líderes parroquiales pueden apreciar cómo menos hombres y mujeres están acudiendo a la Iglesia para casarse o bautizar a sus hijos.

“Los líderes parroquiales están muy preocupados y tienen un gran deseo de llegar a los adultos jóvenes, conectarse con ellos e integrarlos en la vida parroquial. Ellos están buscando entendimiento y soluciones”, señaló.

El siguiente paso es que el Instituto McGrath revise la información suministrada por los grupos de enfoque de adultos jóvenes llevada a cabo esa noche y luego reúna los resultados para las parroquias de la arquidiócesis. Los resultados y prácticas recomendadas serán herramientas para utilizar.

Tradición eclesiástica como contrapeso a la era digital

La generación “milenio” creció con el ritmo vertiginoso de la era digital. Pero la velocidad con la que se distribuyen las noticias de Facebook puede significar una “falta de capacidad para tener un día de descanso mental”, comentó Robinson.

Y los líderes de la Iglesia están sugiriendo que la tecnología no es neutral pero que promueve una visión mundial que “altera la cultura,” dijo Robinson, citando la encíclica “Laudato Si'” del Papa Francisco, donde el pontífice cuestiona el papel que tiene la tecnología en “orientar las posibilidades sociales en la línea de los intereses de determinados grupos de poder”.

En respuesta, el ofrecer prácticas eclesiásticas puede ser un contrapeso. Las procesiones parroquiales y la adoración eucarística a la luz de las velas pueden impactar a la gente joven como una experiencia de fe auténtica para aquellos que nunca la han tenido, señaló Robinson.

Notre Dame vio la oportunidad en la tecnología de poner prácticas de creencias antiguas frente a los ojos de los nativos digitales, desarrollando una aplicación para smartphones, con el nombre de 3D Catholic. La aplicación envía a la gente en su teléfono recordatorios para rezar en un momento determinado, explicaciones sobre el significado del ayuno y las maneras creativas de hacerlo, e ideas concretas para servir a los demás. El nombre “3D” proviene de las tres devociones: oración, ayuno y limosna.

Aprovechando las tradiciones para una nueva generación

Timothy O’Malley, un experto en liturgia del Instituto McGrath, dijo que la mayoría de la gente joven que deja la Iglesia pierde la práctica, cuando un domingo sin ir a misa se convierte en dos o tres domingos y luego en algo permanente.

En el pasado, las personas pudieran haber dejado la Iglesia por un tiempo pero a menudo regresaban en un momento determinado de sus vidas, comentó. Esa práctica se acabó; la gente se va y no regresa.

“Estamos en una nueva era. No en una era perversa, pero en una nueva”, dijo refiriéndose al salón lleno de trabajadores de la Iglesia. “No es un odio radical. Es ‘Yo estoy bien sin ti.’ ”

Lo que puede unir a las personas a la Iglesia son las experiencias emocionales que también están vinculadas a la historia eclesiástica, indicó.

Las grandes iglesias protestantes que celebran servicios de adoración emocionales han encontrado con el tiempo que la gente no se compromete a la comunidad, dijo. Los católicos en cambio deberían vincular las oportunidades para un servicio de adoración emotivo con las tradiciones del pasado de la Iglesia.

“Necesitamos prácticas útiles para anclar a la gente”, expresó.

Hay un pozo profundo de prácticas y devociones que responden al deseo de las personas de vivir vidas auténticas, señaló, añadiendo que los creyentes tienen una experiencia que no se encuentra en el reino digital sino en medio de sus hermanos católicos.

Estudiantes ven vidas de autenticidad

Los asistentes a la conferencia partieron reafirmados y también retados a servir a esta generación en el punto del recorrido de fe en el que se encuentra.

Paula Scotran, de St. Lawrence Catholic Church en Lawrenceville, dijo que la parroquia tiene un programa juvenil vibrante, pero que la participación disminuye a medida que los jóvenes llegan a la adolescencia.

“Tenemos que escuchar cuidadosamente lo que tienen que decir”, señaló.

Joandra Ocampo, una ministra juvenil de la generación “milenio” de 23 años de edad, comentó que las sugerencias de los presentadores se asemejan a las que St. Mary’s Catholic Church en Rome está considerando para llegar a los jóvenes. El objetivo no es servir a personas con experiencias emocionales, sino crear una conexión con la Iglesia Católica a través de Jesús, indicó.

Phillip Thompson, director ejecutivo del Centro Aquino de Teología de la Universidad de Emory, mencionó que los estudiantes universitarios siempre se sorprenden con una de las tradiciones más austeras de la Iglesia, la vida de los monjes en el monasterio trapense de Conyers.

“Les encanta hablar con los monjes. Lo que ven en ellos es una forma de autenticidad que a menudo no ven en el mundo que los rodea”, dijo, añadiendo que las iglesias necesitan continuar llegando a los creyentes en las diferentes etapas de la vida.

“Hacer algo diferente no significa negar las verdades fundamentales, por lo contrario, esto logra que las verdades de la fe sean atractivas para una nueva generación”, señaló.