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Ciudad de Mexico

Estén unidos, hablen sobre temas difíciles, dice el papa Francisco a los obispos mexicanos

By DAVID AGREN, Catholic News Service | Published febrero 19, 2016  | Available In English

CIUDAD DE MÉXICO (CNS)—Denuncias contundentes contra la violencia del narcotráfico en México pidió el papa Francisco a los obispos del país, quienes han preferido hacer pronunciamientos tímidos en lugar de hablar proféticamente sobre una tragedia que ha cobrado más de 100.000 vidas en los últimos 10 años y ha dejado otros 25.000 mexicanos desaparecidos.

Hablando el 13 de febrero frente a una audiencia de obispos en la catedral metropolitana de la Ciudad de México, el papa Francisco les instó a enfrentar el flagelo de los carteles de la droga y el crimen organizado, elevando sus voces, desarrollando planes pastorales, y “atrayendo y abrazando a los marginados de la existencia humana en las zonas devastadas de nuestras ciudades”.

“Les insto a no subestimar el desafío moral y anti-social que representa el tráfico de drogas para los jóvenes y la sociedad mexicana en general”, dijo el papa Francisco. “La magnitud de este fenómeno … y la gravedad de la violencia … no nos permite como pastores de la iglesia ocultarnos detrás de denuncias anodinas”.

El papa se dirigió a los obispos de México por más de 40 minutos, pronunciando un fuerte discurso sobre cuestiones que el Papa planea destacar en su viaje de seis días a México, incluyendo la violencia, los migrantes y los problemas indígenas. En declaraciones improvisadas, advirtió sobre “la tentación de la indiferencia y el clericalismo” de los obispos, llamó a una transparencia clerical y pidió la unidad en la Conferencia Episcopal Mexicana, que en los últimos años ha buscado relaciones más estrechas con los líderes políticos, mientras habla en voz baja – si acaso – sobre cuestiones incómodas, como la corrupción.

El papa Francisco habló más fuerte sobre el tema de las drogas, algo sobre lo que el retirado Papa Benedicto XVI no dijo nada en su viaje del 2012 a México. Es un problema que ha desconcertado a México y a la Iglesia Católica durante la última década mientras que una ofensiva contra los carteles de la droga y el crimen organizado ha provocado que aumente la violencia, junto con delitos como la extorsión y el secuestro. Muchas de esas víctimas y victimarios fueron bautizados católicos.

La violencia ha cobrado la vida de más de una docena de sacerdotes en los últimos cinco años, mientras que algunas diócesis han sido acusadas de colectar “narco-limosnas” o “limosnas de drogas”, y de jefes de la droga – que a menudo se consideran a sí mismos como católicos correctos- construyen y arreglan parroquias y patrocinan los días festivos del santo patrón.

El papa Francisco urgió un “coraje profético” e implementar un enfoque pastoral de ir a las periferias, trabajando con las familias y construyendo puentes con las comunidades parroquiales, escuelas y autoridades, diciendo que sólo entonces “podrá la gente escapar finalmente de las aguas revueltas que ahogan a tantas personas, ya sean víctimas del tráfico de drogas o los que se presentan ante Dios con sus manos empapadas en sangre, aunque con los bolsillos llenos de dinero sórdido y su conciencia amortiguada”.

El papa Francisco también aludió a la folclórica Santa Muerte, un esqueleto seudo-santo que  atrae a hordas de seguidores en México y América Latina, incluyendo a muchos en el comercio ilegal de drogas.

“Estoy particularmente preocupado por esas muchas personas que, seducidos por el poder vacío del mundo, alaban ilusiones y abrazan sus símbolos macabros para comercializar la muerte a cambio de dinero, que, al final, consume ‘la polilla y la corrosión’“, dijo.

El aumento del culto a la Santa Muerte en los últimos 15 años ha alarmado a la iglesia mexicana y originado condenas del Vaticano, dijo Andrew Chesnut, profesor de estudios religiosos en la Universidad del Commonwealth de Virginia, quien ha estudiado a la pseudo-santa y estima que ahora tiene 10 millones de seguidores en México y el extranjero.

“Es la principal preocupación de la iglesia mexicana en términos de sus rivales religiosos”, dijo. “No pasa una semana sin que algún obispo o sacerdote mexicano lo denuncie como satánico”.

Aún así, el papa Francisco alabó la piedad popular, muy común en México, donde los fieles adoran a los santos y participan en peregrinaciones, mientras ignoran la parte sacramental de la iglesia.

“Yo los invito a darse a sí mismos sin descanso y sin miedo a la tarea de evangelizar y profundizar la fe por medio de una catequesis mistagógica que atesora la religiosidad popular de la gente”, dijo el papa Francisco. “Nuestros tiempos exigen atención pastoral a personas y grupos que esperan encontrar al Jesús vivo”.

También alabó a la iglesia por su trabajo con los muchos migrantes, en su mayoría centroamericanos, que transitan por el país en viajes que los exponen a delitos como la extorsión, el robo y la violación.

“Hay millones de hijos e hijas de la Iglesia que viven hoy en día en la diáspora o que están de tránsito en camino hacia el norte en busca de nuevas oportunidades”, dijo, llamando a la migración, “el desafío de nuestra época”.

El 17 de febrero el papa Francisco tiene previsto celebrar Misa a un tiro de piedra de la frontera de Estados Unidos, en Ciudad Juárez, cuando se espera que se expanda en el tema migratorio.

El papa viaja a Chiapas, en el otro extremo del territorio, el 15 de febrero, para una misa con los pueblos indígenas de México, que se han alejado en masa de la iglesia. Él instó a los obispos a construir una iglesia más inclusiva para los pueblos indígenas, que a menudo viven en condiciones de pobreza y en comunidades donde rara vez se habla el español.

“Les pido mostrar una singular ternura en la forma en que se refieren a los pueblos indígenas y sus fascinantes, pero con no poca frecuencia diezmadas culturas”, dijo el papa Francisco.

“México necesita sus raíces amerindias, para no seguir siendo un enigma sin resolver. Los indígenas de México todavía esperan cierto reconocimiento de la riqueza de su contribución y la fecundidad de su presencia”.

El papa Francisco expresó su admiración por Nuestra Señora de Guadalupe, que “nos enseña que el único poder capaz de conquistar los corazones de los hombres y de las mujeres es la ternura de Dios”.

También dijo a los obispos, “No necesitamos ‘príncipes’, sino más bien una comunidad de testigos del Señor.

“No se dejen corromper por el materialismo trivial o por la ilusión seductora de acuerdos poco limpios” agregó, en alusión a las sugerencias de que los obispos a veces suavizan las cosas detrás de puertas cerradas con funcionarios corruptos e incluso criminales, en vez de actuar públicamente. “No pongan su fe en los ‘carros y caballos’ de los faraones de hoy, porque nuestra fortaleza está en la columna de fuego que parte el mar en dos, sin mucha fanfarria”.

El papa terminó con un llamado a la unidad, apartándose de sus comentarios preparados para hacerlo.”Si usted tiene que luchar, entonces luche; si tiene que decir cosas, dígalas, pero como los hombres, cara a cara, como hombres de Dios que pueden orar juntos, que pueden discernir juntos, y si usted argumenta pida perdón”, dijo. “Pero siempre mantengan la unidad del cuerpo episcopal”.

Observadores de la iglesia dijeron que el mensaje del papa no tenía precedentes en México, donde la Conferencia Episcopal se ha vuelto muy conservadora en el último cuarto de siglo, mientras la iglesia y el gobierno restauran sus relaciones. En algunos círculos católicos, las voces críticas sobre temas tales como los derechos humanos han sido consideradas un impedimento para ese proceso.

“Francisco está diciendo algo de acuerdo con las líneas de ‘estoy consciente de las diferencias entre ustedes’“, dijo Rodolfo Soriano Núñez, un sociólogo y observador de la iglesia en la Ciudad de México. “Hay un montón de ‘sectas’ dentro de los obispos mexicanos, grupos que luchan amargamente unos contra otros mientras tratan de presentarse a sí mismos como los socios más confiables para el gobierno.