Georgia Bulletin

The Newspaper of the Catholic Archdiocese of Atlanta

Las imágenes de la tormenta evocan el apremiante reconocimiento de la humanidad que compartimos

By ARCHBISHOP WILTON D. GREGORY, Comentario | Published septiembre 6, 2017  | Available In English

Como lo dice el viejo y conocido refrán, una imagen vale más que mil palabras. Yo, al igual que todos ustedes, también he sido hipnotizado por las fotos del desastre que fue y continúa siendo el Huracán Harvey. Las imágenes de las personas cuyas vidas fueron interrumpidas despiertan un sentimiento nada menos que universal de compasión y empatía. Estoy seguro de que muchos de ustedes ya han extendido su apoyo para ayudar a través de las múltiples agencias que proporcionan asistencia y atención a las comunidades que fueron devastadas por este huracán, especialmente a través de nuestra propia agencia de Caridades Católicas USA. Las imágenes conmueven nuestros corazones mucho más eficazmente de lo que lo hicieron las millones de palabras escritas que surgieron en las redes sociales o en los medios de comunicación.

Contemplamos fotos de ancianos sentados en agua estancada en asilos, o de niños llevados sobre los hombros de primeros socorristas, o de botes de rescate improvisados llenos de gente asustada que sostenía las pocas pertenencias que pudieron rescatar de sus casas inundadas. Hemos estado sometidos a una concientización espiritual profunda de nuestra necesidad del prójimo, y de la valentía generosa de miles de vecinos e incluso de perfectos extraños que sacrificaron su propia seguridad para ayudar a otros.

Continúo encontrando estas imágenes fascinantes, no por la tragedia que capturan, sino por la humanidad que representan. Sin alarde, planificación u organización, personas de cerca y lejos se han comportado de acuerdo a la ocasión, demostrando caridad y compasión al cuidar los unos de los otros. Esto contrasta fuertemente con lo que hemos visto con tanta frecuencia en el pasado reciente en protestas, actos violentos y en la desintegración social y personal.

Las expresiones de generosidad y bondad conmueven el corazón humano incluso mucho más que las imágenes de violencia y de odio. Y aquellos que transmiten estas imágenes tienen la seria responsabilidad de utilizarlas siempre para el bien común. Sabiendo lo influyentes que estas imágenes pueden ser, para bien o para mal, aquellos que las transmiten tienen un poderoso medio a su disposición. Lo suyo es mucho más que un mero negocio que genera pérdidas y ganancias, es una obligación y una responsabilidad social.

Las fuerzas poderosas de la naturaleza han proporcionado una oportunidad para que nos veamos los unos a los otros bajo una luz muy diferente a la que normalmente pudiéramos experimentar. A medida que la tormenta continuaba, la raza significaba poco o nada cuando la gente extendía su ayuda compasiva a aquellos que estaban en peligro. Los inmigrantes documentados e indocumentados se convirtieron en vecinos bienvenidos y en ayudantes para aquellos cuyas casas y negocios fueron destruidos. Los musulmanes, los cristianos y los judíos trabaron juntos para ayudar a los ancianos y a los jóvenes que estaban atrapados o en peligro. Las personas de todo el país contribuyeron a los esfuerzos de socorro sin importarles quien recibía su tan necesaria ayuda. Nuestras diferencias significan poco cuando nuestra humanidad toma el control de nuestros corazones. ¿Por qué entonces a veces se necesita un desastre para aflorar lo mejor de nosotros?

Pronto las comunidades afectadas de Texas y Louisiana comenzarán el largo proceso de reconstrucción y restauración de sus vidas. Las infraestructuras se levantarán de nuevo, las casas serán remplazadas y renovadas y las plantas de energía volverán a funcionar.

Lo que espero que permanezca es el importante y vital recuerdo de unidad de los corazones que Harvey hizo surgir. Quisiera que nuestro discurso público áspero y a menudo violento pudiera ser arrastrado con todos los desechos que Harvey dejó a su paso. Quisiera que los recuerdos de la importancia vital de trabajar unidos sin importar las diferencias culturales, raciales, idiomáticas, o religiosas se grabaran en todos nuestros corazones y mentes, para que lo que Harvey deje atrás no simplemente sean nuevas estructuras sino un espíritu renovado de colaboración y de unidad. Algunos podrían insinuar que estoy siendo ingenuo, pero yo creo que simplemente estoy siendo un hombre optimista.