Georgia Bulletin

The Newspaper of the Catholic Archdiocese of Atlanta

Lo Que He Visto Y He Oído (13 Noviembre 2008)

Published noviembre 13, 2008  | Available In English

¿Qué fue lo que llevó a los católicos, y ahora al condado de Cobb, a considerar tal empresa tanto útil como importante? La veneración a la santidad de Dios ha sido atacada constantemente, y es probable que nunca haya sido tan atacada como en nuestra sociedad de hoy.

En algún momento en el pasado de nuestra nación la Sociedad del Santo Nombre era en general un grupo de señores de una parroquia que seguían tradiciones tal como una misa mensual, un desayuno, con un enfoque en controlar su propia forma de hablar. Generalmente tenían un programa espiritual para hombres que pudo haber incluido alguna tertulia de hombres en la casa del párroco de vez en cuando. La Sociedad gozaba de especial atención y apoyo del párroco principal.

Aunque la Sociedad del Santo Nombre nunca desapareció por completo de la escena parroquial, esta nueva encarnación de la sociedad en la Parroquia Transfiguration es diferente. Primeramente, en el pasado la Sociedad del Santo Nombre era un encuentro exclusivamente de hombres. En la Parroquia Transfiguration la sociedad es un grupo mezclado que incluye también mujeres y jóvenes; entre sus miembros se encuentran familias enteras. Sí tienen reuniones mensuales y luego un desayuno. Yo les sugerí a ellos, y ahora a ustedes, que nuestra reverencia a Dios realmente necesita que nuestra atención se extienda más allá de nuestra forma de hablar a veces irrespetuosa.

Nuestra sociedad ha tomado una postura de carácter cada vez más blasfemo en la esfera pública que no solo busca desestimar todo símbolo religioso en el comercio, sino que incluye una intensificación de “expresiones artísticas” que son abiertamente e intencionalmente ofensivas a la sensibilidad religiosa. Estas “expresiones artísticas” gozan de protección bajo la cláusula de la Primera Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos. Indiferentemente del grado de detestación que le produzcan al público en general, parece que tienen aún más presencia en el panorama contemporáneo. Algunas de estas interpretaciones han incitado reacciones bastante hostiles en las personas religiosas. Sin embargo, en estas situaciones la atención subsiguiente del público a menudo se ha enfocado, no tanto en el material ofensivo, sino en la reacción furiosa de las personas cuyas sensibilidades religiosas han sido insultadas.

Dentro de tal entorno bien podemos recordar que, aunque no podamos eliminar del comercio este comportamiento ofensivo, todos debemos hacer lo posible por reverenciar, honrar y respetar el nombre y la imagen de Dios que es santo y digno de honor. ¡Bravo Sociedad del Santo Nombre!

Mientras nos acercamos al misterio de la Navidad, muchos de nosotros se están preparando para comprar, escribir, y enviar tarjetas de Navidad a nuestros amigos y familiares. Yo sugiero que antes de que compren las tarjetas y estampillas de Navidad, hagan una pausa para recordar que la Navidad es tanto una fiesta como un festival religioso. Es la conmemoración del Nacimiento de la Palabra Hecha Carne. Los católicos deberían enviar saludos navideños que expresen claramente y con orgullo esa verdad en cualquier tipo de estilo artístico que quieran. Las compañías y corporaciones sienten que deben conmemorar esta época del año con textos e imágenes no religiosos, pero los hogares católicos deben enviar mensajes que reflejen su fe.

Ha habido un cambio evidente para quitar o encubrir la naturaleza religiosa de esta época para no ofender a los que no comparten nuestra creencia en la Palabra Hecha Carne. Pero, ¿qué pasa con nosotros que queremos mantener esta época santa del año asociada clara e incuestionablemente con el Misterio que hizo surgir esta festividad? ¿O es que simplemente tenemos que ceder a la desaparición de otro valor religioso dentro del mar de secularismo que ya tanto ha influenciado al mundo?